Un juez con Jurisdicción Nacional dictó este viernes detención judicial en contra de un agente de la Policía Nacional, sospechoso de ser el responsable directo de la muerte de dos estudiantes universitarios, que se entregó ayer ante la justicia hondureña para responder por el crimen ocurrido hace un año.
Antes de comparecer esta mañana en una audiencia de declaración de imputado por el crimen de Rafael Alejandro Vargas y Carlos David Pineda, el agente Santos Arnulfo Padilla Rodríguez acudió al Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (Conadeh) para solicitar protección a su vida, según confirmó el organismo en un comunicado.
'Es por lo tanto nuestro deber protegerle su integridad física y su vida', publicó el Conadeh, que recordó que otro agente acusado por el mismo caso ya había solicitado la protección del organismo.
Ramón Custodio viajó al departamento de El Paraíso, en el oriente de Honduras, donde se encontraba Padilla
Rodríguez, y lo trasladó hasta la oficina del
Conadeh en Tegucigalpa para ponerlo después a disposición de las autoridades, que le tomaron declaración en las instalaciones de la Fuerza Aérea de Honduras bajo fuertes medidas de seguridad.
'Me han dicho que él fue el asesino directo de Rafael Alejandro y Carlos David Pineda', declaró la rectora de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) Julieta Castellanos, a quien se le quebró la voz cuando daba declaraciones a los medios.
'Es un paso importante obviamente...para nosotros es remover todo. Que
se haya
entregado la persona que fue capaz de asesinar a dos jóvenes totalmente indefensos... son momentos difíciles en el plano personal, pero es un avance en el proceso de investigación para que se haga justicia', dijo la rectora del alma mater.
Dijo que ella particularmente, a través de investigadores privados, 'conocíamos los lugares donde ellos se movían, se hizo muchísimas incursiones desde el ámbito privado y también desde el ámbito policial'.
Al agente Padilla Rodríguez 'se le murió una hermana hace un mes aproximadamente y se conocían sus movimientos, pero no había sido posible capturarlo'.
Incluso, reveló que se tenían identificadas las casas donde se movía en la zona fronteriza con Nicaragua, 'inclusive hubo un momento que se conversó con la policía nicaragüense para poder tener apoyo'.
El policía se desplazaba entre cafetaleros que le daban empleo, 'se tenía los números telefónicos de su compañera de hogar y se dio seguimiento. Hubo un momento que inclusive se incursionó en la zona de varias formas y me imagino que él sabía que estaba cerca una captura' por parte de la policía.
La rectora dijo que sostenía reuniones cada quince días con el director de la Policía Nacional
para darle seguimiento al caso.
'La información de ellos coincidía con la que nosotros también teníamos y podíamos constatar que la policía y nuestras acciones individuales andaban cerca'.
Sobre los otros dos agentes que siguen prófugos, Castellanos dijo que no sabía nada sobre su paradero. 'Ellos se habían dispersado y el único ubicable era' Padilla Rodríguez.
Que se entreguen
En un mensaje a los dos agentes que continúan prófugos, el vocero de la Secretaría de Seguridad Héctor Iván Mejía aseguró el respeto a sus derechos humanos, así como el que gozan los sospechosos que ya guardan en prisión.
El hijo de la rectora de la UNAH y su amigo fueron asesinados en octubre de 2011, a inmediaciones del sector de Villa Real en el kilómetro 12 de la carretera que conduce al sur de Honduras.
En medio de una gran presión nacional e internacional, las investigaciones determinaron que en el doble homicidio estaban involucrados cuatro agentes de la Policía Nacional, quienes se dieron a la fuga cuando estaban de franco, pese a que se encontraban bajo custodia en la Jefatura Metropolitana 1 de la Policía.
En diciembre pasado se entregó el policía José Rubén Pozo López a la justicia, que le dictó prisión preventiva.
Siguen prófugos los agentes Wilfredo Figueroa Velásquez
y
Carlos Geovany Galeas
Cruz, por cuya captura la Secretaría de Seguridad ofrece una recompensa
de 50 mil lempiras cada uno.
Otros cuatro agentes que también están acusados por el crimen de los estudiantes universitarios permanecen recluidos en la Penitenciaría Nacional.
El doble crimen sumió en una crisis sin precedentes a la institución policial, que atraviesa desde entonces por un azaroso proceso de depuración.