Sucesos

Tres muertos en aparatoso accidente al nororiente de capital de Honduras

El fatal percance ocurrió la mañana de ayer en la carretera que conduce de la capital al departamento de Olancho, donde un carro cisterna colisionó con dos automóviles y cinco motocicletas.

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16.08.2013

Era como un monstruo de hierro que iba sobre ruedas que apareció de repente en la carretera, llevándose de encuentro todo lo que encontraba a su paso, dejando huellas de muerte, dolor y consternación.

Así fue el aparatoso accidente de tránsito provocado por un carro cisterna la mañana de ayer en la carretera que conduce al departamento de Olancho, que dejó el saldo fatal de tres muertos, entre ellos un padre y su hijo de tan solo 5 años.

Además, en la múltiple colisión vehicular ocurrida en el kilómetro 11, a la altura de la aldea Río Abajo, en el Distrito Central, se reportaron dos heridos, cinco motocicletas y tres vehículos dañados, pero además la terrible estela de pesar.

El protagonista del percance vial fue el conductor de un carro cisterna que viajaba de la capital en dirección al departamento de Olancho. Como causa principal del percance la Policía maneja que fue la imprudencia y el exceso de velocidad, lo cual está en proceso de investigación.

Las víctimas fueron el mecánico Valentín Cruz Coello Padilla, de 30 años, y su hijo Harold Isaí Coello Oliva, de 5, residentes en la aldea La Ciénega, aledaña a Río Abajo. También falleció otro hombre identificado como Santos Alexis Jiménez Vásquez, de 37 años, de quien las autoridades no lograron conocer los demás datos generales debido a que ningún familiar se presentó al lugar.

De las dos personas heridas los socorristas de la Cruz Roja y del Cuerpo de Bomberos no lograron conocer los nombres, porque fueron trasladadas a centros hospitalarios capitalinos en carros particulares.

Un equipo de la Sección de Investigación de Accidentes de Tránsito (SIAT) de la Dirección Nacional de Tránsito (DNT) se presentó al lugar a realizar las investigaciones pertinentes con el fin de conocer las causas de la tragedia. Se confirmó que el motorista del carro pesado, Fredy Edgardo Santos Gutiérrez, fue capturado y presentado ante la Fiscalía para que se le instruya el respectivo proceso judicial.
El aparatoso accidente

Lo que comenzó como una colisión leve terminó en una tragedia con saldos lamentables. Eran alrededor de las 7:00 de la mañana cuando un automóvil tipo turismo, color negro, sin placas, colisionó con una motocicleta. En esta colisión resultaron dos lesionados leves y los automotores quedaron atravesados en la calle.

Como sucede, generalmente, muchos curiosos se acercaron para ver qué sucedía, también motociclistas y conductores de vehículos que circulaban por el lugar detuvieron la marcha.

No habían transcurrido ni 10 minutos cuando procedente de la capital venía un cabezal marca Freightliner, color blanco, con placas AAK-7875, el cual remolcaba una cisterna, conducido por Fredy Edgardo Santos Gutiérrez.

Supuestamente, por el exceso de velocidad, el conductor no pudo detener el vehículo y para no impactar en unos carros que estaban parados, invadió la vía contraria.

Pero aun así el pesado automotor impactó de frente con un pick-up marca Toyota, color rojo, con matrícula PCH-5353, conducido por Franklin Zelaya, que viajaba hacia la capital procedente del municipio de Talanga, Francisco Morazán, el cual producto del impacto quedó en dirección hacia Olancho.

Luego, el pick-up colisionó con un turismo marca Mercedes-Benz, color negro, con matrícula PBZ-2864, que conducía el señor Jorge Escoto, que viajaba en el mismo sentido.

En su recorrido mortal el cabezal arrolló a cuatro motocicletas, unas que se encontraban estacionadas y otras que venían en movimiento, según lo relatado por testigos.

El cabezal se detuvo unos metros más adelante, pero no sin antes dejar dos motocicletas aprisionadas entre las llantas traseras, una en cada lado.

En una motocicleta roja con placas MPN-4730 se conducían Coello Padilla y su hijo Harold Isaí. El cuerpo inerte del adulto quedó abajo de la cisterna, mientras que el menor, a un lado del Mercedes-Benz y del Toyota rojo, cerca del cadáver de Jiménez Vásquez, ambos sobre el pavimento.

Los cuatro carros, las motos y los cuerpos sin vida quedaron en el área, lo que ocasionó que el tráfico vehicular se interrumpiera en su totalidad durante unas cinco horas.

El reconocimiento legal de los cadáveres concluyó a las 11:00 de la mañana, hora en que los policías procedieron a quitar los automotores para habilitar el tráfico vehicular hacia el departamento de Olancho y la capital, donde se formaron filas interminables.
Paramédicos de la Cruz Roja y del Cuerpo de Bomberos, así como equipos de rescate, se presentaron al lugar para auxiliar a los accidentados.

El teniente coronel del Cuerpo de Bomberos, Jorge Alberto Cortés, reveló que la información que recibieron por parte de testigos es que “la rastra venía hacia abajo con dirección a Olancho a toda velocidad y dicen que fue la que tuvo la culpa del fatal accidente”.



El drama de la tragedia

En la escena del accidente hubo escenas dramáticas de llanto y dolor. También relatos de sobrevivientes del aparatoso accidente vial. La señora Doris Yessenia Oliva Silva se resistía a creer lo que miraba. Su pequeño hijo y su compañero de hogar estaban sin vida tendidos sobre el pavimento, por lo que no pudo contener el llanto y lo mismo sucedió con otros miembros de la familia.

Dolientes relataron que Coello Padilla trabajaba en un taller de remachado de fricciones del bulevar Morazán, mientras que el niño cursaba la preparatoria en el kínder Xiomara de Zelaya de La Ciénega.

Como ayer el menor no tuvo clases, porque en el centro educativo entregaban el bono estudiantil a las madres de familia, su progenitor decidió llevarlo a la casa de su abuela que vive en la capital, sin imaginarse que perderían la vida.

Mientras tanto, los ocupantes de los carros pequeños accidentados le dieron gracias a Dios porque les permitió sobrevivir, al tiempo que relataron el peligro que les tocó enfrentar.

Por su parte, la señora Ketty de Escoto dijo que a la hora de la múltiple colisión venían de Juticalpa, Olancho, hacia la capital y estaban parados con su esposo es “Solo vi que caía la gente de las motos; miré cuando cayó el niño a la par de mi puerta”, relató, sin ocultar su nerviosismo.

Le doy gracias a Dios en todo momento, prosiguió, porque había tanta gente viendo el accidente anterior que pudieron haber más muertos. “Esa criatura que está a la par de mi puerta es la que me tiene mal”, puntualizó doña Ketty.

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