TEGUCIGALPA, HONDURAS.-Los fuertes racionamientos, los operativos y multas por derroche de agua decretadas por las autoridades han limitado las funciones de los negocios que utilizan el recurso para su labor. Los más afectados son los centros de lavado de vehículos, conocidos como car wash.
Según el capítulo V artículo 44, del Reglamento de Instalaciones y Servicios de Abastecimiento del Servicio Autónomo Nacional de Acueductos y Alcantarillados (SANAA), se sancionará a los ciudadanos que por descuido o negligencia derrochen agua o la utilicen mal.
Esto ha llevado a operar de manera diferente a estos comercios para afrontar la crisis hídrica que agobia la ciudad.
Por ejemplo, en el car wash Auto Servicio Sport, ubicado en la colonia Kennedy, utilizan baldes para lavar los vehículos, ya que el uso de la manguera gasta mucha agua.
“El agua llega una vez por semana y la compramos a los carros cisterna que la traen de pozo, tenemos cuatro pilas, pero lavamos con balde para economizar. Cuando ya no tenemos, cerramos el lugar y pasamos a los empleados al área de mecánica”, explicó Ariel Amador, encargado del lugar.
La situación en otros negocios de lavado es similar o más crítica en otros casos.
Alejandra García, encargada del car wash Spa Car Club, contó a EL HERALDO que han cerrado en tres ocasiones debido a que el agua que tienen en tres cisternas se agota rápido por la cantidad de clientes que llegan al establecimiento.
“El agua nos llega una vez a la semana y no podemos comprar de las cisternas de agua potable. Hemos cerrado cuando nos quedamos sin agua, pues nos llegan de 20 a 25 clientes al día y no nos ajusta”, indicó.
Otro problema que preocupa a este negocio es que si no llueve los racionamientos serán más críticos y con ello se verán obligados a cerrar por la falta del recurso hídrico.
Aumento de precios
Ante la escasez de agua, los precios han aumentado y esto se ha reflejado en los cobros de los lavados de vehículos.
De 80 a 120 lempiras ha sido el aumento de un lavado general en el car wash Auto Clean, esto debido al costo del agua.
“Siempre hemos utilizado agua de pipas, pero desde la prohibición hemos tenido que usar agua de pozo, al inicio nos cobraban 600 lempiras, ahora 1,100, por eso hemos aumentado los precios del lavado”, contó Johan Flores, empleado del establecimiento.
Sequía en barrios y colonias
La falta de agua ha dejado a los barrios y colonias dependientes de los carros cisterna, quienes ante la gran demanda realizan grandes filas en los llenaderos de Altos de Toncontín, Divanna y Los Laureles.
“Hay bastante gente sin abastecimiento, lastimosamente le damos prioridad a clientes permanentes”, contó Daniel Moncada, conductor de cisterna.
En el barrio Berlín de Comayagüela los vecinos reciben estos carros cada ocho días.
“Tenemos serios problemas para obtener agua, pues tenemos que rogar a los conductores de pipas que nos vendan un poco”, contó Pamela García.