Y mantener ese respaldo es un trabajo aún mayor -pues a ello se suma la extenuante espera de años de los capitalinos ante los problemas que les aquejan-, por lo que ocupar la silla municipal es un desafío más complejo de lo que parece.
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Los retos
Iniciemos con el paradójico tema del agua; en verano, los racionamientos ya son un estilo de vida entre los habitantes de la ciudad ante la inseguridad en el suministro del vital líquido, pues la capital -ante la falta de nuevas represas- depende de la bondad de la naturaleza.El próximo alcalde se enfrentará a un deficiente sistema de distribución del agua potable y su mayor reto será la construcción de nuevos embalses y mejorar el sistema de alcantarillado sanitario.
Pero si del invierno se trata, el agua vuelve a tomar protagonismo pero como causante de desastres, ya que la capital es una de las zonas más vulnerables ante deslizamientos e inundaciones.
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Según un estudio que realizaron autoridades locales en 2020, al menos 224 mil capitalinos residen en zonas vulnerables a lluvias y el 92% de esa población está propensa a sufrir deslizamientos de tierra.
Este factor obedece a la densidad poblacional y al crecimiento desordenado que se ha generado por ello.
Las obras de infraestructura han sido la carta de presentación de la actual gestión edilicia, no obstante, el congestionamiento vial sigue aquejando a los capitalinos. Y es que el parque vehicular en la ciudad supera las 650 mil vehículos y la tendencia va al alza.
¿Podrá el nuevo edil poner fin al tortuoso caos vial? La respuesta deberá contestarla con hechos el próximo alcalde.
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El tema de la seguridad también figura en la lista de problemas con los que tienen que convivir los capitalinos.
Entre enero y agosto de este año se han registrado 323 hechos violentos en el DC, esto se traduce en una tasa parcial de homicidios de 25 por cada 100 mil habitantes. También el próximo líder de la administración municipal deberá dar una solución factible al transporte público masivo y brindar vías seguras para el capitalino de a pie.
Los retos son interminables, pero serán los capitalinos quienes decidirán el 28 de noviembre -a través del voto- a quién le darán la autoridad para resolver cada uno de ellos.
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