Tegucigalpa, Honduras
La naturaleza las dejó sin hogar. Un deslizamiento de tierra causado por la humedad de las lluvias las mantiene en un albergue temporal.
Son seis familias, integradas por 36 personas, entre niños y adultos, de la colonia Villa Nueva las que en la actualidad tratan de sobreponerse a la adversidad.
En medio de la pesadilla, la mano solidaria de los capitalinos y la organización Capacitación, Educación, Producción, Unificación, Desarrollo y Organización (CEPUDO) les ha aliviado parte de las necesidades que poseen.
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A tempranas horas de la mañana los reporteros de la sección Metro de EL HERALDO cargaron las ayudas que donó CEPUDO hasta la Escuela Moisés Starkman, ubicada en el sector siete B de esta colonia, donde han encontrado cobijo los damnificados.
Llamada benéfica
“Aló... queremos ayudar, podemos compartir alimento, cobijas, almohadas, ropa, zapatos y hornillas de gas con las personas que han sido afectadas por las lluvias”, se escuchó de una voz ya familiar en la Redacción de EL HERALDO.
Se trataba de Francis Wagui, presidenta de CEPUDO, capítulo Francisco Morazán, quien luego de leer la noticia en este rotativo sobre los daños provocados por las precipitaciones en la comunidad no dudó en prometer colaborar.
Es así como se programó la jornada solidaria, y desde la colonia Loarque viajaron los reporteros hasta las oficinas de la noble institución en el barrio San Felipe para llenar uno de los vehículos con múltiples productos alimenticios e insumos obtenidos a través de un gesto de sincera fraternidad.
La calma luego de la tormenta
Al llegar al centro educativo que se ha convertido en el hogar común de las seis familias, el ambiente de desconsuelo se percibía al caminar rumbo a las habitaciones improvisadas.
Sin embargo, la cordialidad demostrada por cada persona durante el trayecto a las aulas daba muestra del deseo de salir triunfadores en el campo de batalla.
María Benítez, presidenta del patronato de la colonia Villa Nueva, fue la encargada de organizar a los integrantes de la familias para compartir la noticia de que recibirían apoyo durante este difícil momento.
Poco a poco, las madres y padres, con sus hijos en brazos, llegaron a recibir el donativo.
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“Queremos agradecer a quienes hicieron posible que esta ayuda llegara a estas familias, Dios multiplicará cada bondad que han tenido con los miembros de nuestra comunidad”, expresó emocionada Benítez.
Por su parte, Heizel Chavarría, de ocho años, mientras se media su par nuevo de zapatos, expresó: “Están bien bonitos, mi familia se pondrá contenta de que ahora tengo zapatos nuevos”.
Mientras que una simpática pequeña de diez años, de nombre Suyapa Sánchez, que cautivó con una amplia sonrisa pese a los moretes que presenta en su rostro luego de que una enorme piedra le cayera encima, agradeció por la ayuda.
La menor escapó de milagro de sufrir mayores lesiones, así como el resto de la familia, al desprenderse pesadas rocas desde una ladera sobre la cual se encontraba su hogar.
“A mí me cayó una gran turunca... me dolió pero ahora lo que importa es salir de este problema porque nuestra casa ya se está cayendo”, comentó la niña.
Asistencia en salud
Luego de entregar las ayudas se conoció sobre las necesidades de asistencia médica que mantenían los afectados y de inmediato dijeron presente las autoridades de la Dirección Nacional de Intervención Social (Dinis) al programar una brigada médica a través del programa Salud en Mi Barrio.
Es así como por segunda ocasión nos acercamos a las familias necesitadas en la localidad. Una de las aulas del centro de enseñanza se convirtió en un consultorio médico.
Los especialistas de la salud se trasladaron al lugar para realizar una evaluación de la condición física de los afectados.
“Traemos medicamentos y evaluaremos el estado de salud en que se encuentran estas familias, nuestra misión es estabilizar la salud de los pacientes y prevenir cualquier daño mayor”, manifestó Isaac Mendoza, interventor de la colonia Villa Nueva de la Dinis.
Por su parte, Samaria Mejía, profesional de la salud de esta dirección, expresó que al conocer la situación de estas familias, integradas en su mayoría por menores, era oportuno realizar esta brigada médica.
“¿Me van a inyectar?”, fue la interrogante que realizó al equipo de médicos Rony Pineda, de seis años, quien permanece albergado.
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Y es que también se brindaba el servicio de inyectar a los pacientes que se encontraban con fuertes migrañas y alta presión... una suerte para Rony, quien resultó en perfectas condiciones de salud.
La ayuda que se llevó a este grupo de capitalinos solo es una muestra de cómo se tejen las redes de la solidaridad. Pero todavía hay muchas necesidades por cubrir.
Si usted desea formar parte de esta red de hermandad, le invitamos a compartir productos como alimentos no perecederos, leche para bebés, pañales, papel higiénico y productos de aseo personal.
Para ayudar, llame al teléfono 2236-6000, ext. 6874 de este rotativo.