TEGUCIGALPA, HONDURAS.- El sol abrasador no sólo se refleja en los termómetros, sino que invade cada espacio de las escuelas y colegios, dejando sentir toda su carga.
En los centros educativos se puede observar el semblante de cada estudiante, quienes antes de empezar la jornada llegan cansados, enfermos y sin ánimo a sus aulas de clases.
Y esto no sólo está afectando a los pequeños, los maestros también presentan malestares por las condiciones extremas en las que se ven obligados a impartir el pan del saber.
EL HERALDO visitó varios centros educativos con el objetivo de entender, de primera mano, la gravedad que implica enseñar, aprender y simplemente estar en una aula carente de las condiciones necesarias para un ambiente propicio.
Bajo el inclemente sol, el equipo de Metro se desplazó hasta el Centro de Educación Básica (CEB) Juan Ramón Molina, donde los niños se ven superados por la insolación, dolores de cabeza, el sueño, vómitos y sangrado de nariz.
Carlos Medina, maestro de tercer grado del CEB, explicó que “la atención de los niños no es la misma y no es tan duradera porque se distraen al estar sofocados por el calor”.
El docente agregó que sus alumnos sufren más cuando llegan las 10:30 o 11:00 AM, pero los infantes de la tarde se llevan la peor parte porque el sol tiende a fortalecerse.
Y como solución, Medina y la profesora Verónica, del turno de la tarde, se unieron con los padres de familia para recaudar fondos con el fin de comprar dos ventiladores y así ayudar a los pequeños.
Otro claro ejemplo de unidad se encuentra en la Escuela Dr. Ramón Rosa No. 2, la cual buscó mejorar sus aulas con botes de agua y ventiladores para que los niños no se vieran tan afectados por el calor.
Luz Amalia, docente de sexto grado de la Ramón Rosa, dijo que la mejora en cada aula es gracias al esfuerzo de los padres, quienes están muy comprometidos con la educación de sus hijos, lo que agrega un valor a la educación.
“Sería genial tener aire acondicionado, pero siendo más realistas, con ventiladores que puedan ayudarnos a reducir el calor que sienten los niños en las aulas, sería suficiente”, comentó Luz.
Dalia Manueles, directora de este centro educativo, ubicado cerca de la estación de bomberos del cerro Juana Laínez, indicó que “en Educación deben tomar medidas más efectivas para acondicionar los espacios”.
También hizo referencia a promover escuelas con más áreas verdes y menos cemento, ya que los árboles proporcionan oxígeno y un aire menos contaminado.
Por la misma situación, dos planteles educativos de la zona sur del Distrito Central decidieron no impartir clases presenciales por las malas condiciones y el calor.
Educación y su respuesta
EL HERALDO buscó la reacción de las máximas autoridades de la Secretaría de Educación, quienes accedieron con brevedad a una entrevista.
Edwin Hernández, viceministro de Educación, aconsejó que “estos días podemos volver a dejar las obligaciones en casa o podemos optar por la enseñanza virtual, siempre y cuando no sea obligatorio para los niños y las niñas comprar un paquete de internet”.
Además, dijo que pronto vendrá la “semana de oxigenación (Semana Santa)”, la que será completa
Recomiendan mandar bien comidos y con agua a los niños
Para tolerar mejor el calor en la capital, los médicos recomiendan que los estudiantes lleven consigo sus botellas de agua, estén bien alimentados y se les proporcione meriendas con frutas refrescantes para prevenir la deshidratación y protegerlos de los efectos del sol.
Roberto Martínez, pediatra, indicó que “el calor excesivo no sólo es incómodo, sino que también puede representar un serio riesgo para la salud. Llevar botellas de agua y meriendas con frutas es una estrategia simple, pero efectiva para mantener a los niños hidratados”.
En caso de que un padre no pueda dar de comer a su hijo, el centro educativo tiene la obligación de brindarle alimentos, porque la Secretaría de Educación proporciona los productos para hacer la merienda escolar.