Tegucigalpa, Honduras.- Las corrientes del río Grande o Choluteca y los primeros edificios del siglo XIX fueron testigos de las grandes ferias patronales de la antañona Comayagüela, una ciudad cultural alabada por sus hijos poetas, como Juan Ramón Molina.
Esta celebración se remonta a 1849, cuando el Congreso Nacional, a solicitud del gobierno y los vecinos del pequeño poblado, elevó el pueblo de Concepción a la categoría de villa.
Luis Lozano, historiador y asistente de investigación del Centro de Arte y Cultura de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), narra la momentos más memorables e históricos de la feria de Comayagüela.
“Unos jugaban a la ruleta y otros saltaban. No podía faltar la rueda de Chicago, el partido de fútbol y las carrozas bien formadas que se exhibían en la calle real de Comayagüela.
Era el momento para mostrar destrezas con los movimientos de las danzas nuevas en el viejo parque La Libertad de la Antañona”, relata Lozano.
A lo largo del tiempo, esta celebración ha perdurado gracias a la fe y la tradición de los feligreses católicos franciscanos, quienes cada 8 de diciembre se sumergen en júbilo y alegría durante la festividad patronal en honor a la madre Inmaculada Concepción de María, patrona espiritual de Comayagüela.
Este mes de diciembre no será la excepción. Entre cantos marianos, vivas, quemas de pólvora y rezos, los devotos rendirán homenaje a la Virgen concebida sin mancha ni pecado original.
El padre Fray Carlos Mejía, de la parroquia Inmaculada Concepción de Comayagüela, informó a EL HERALDO: “Tenemos confirmaciones a las 10:00 de la mañana (hoy); por la noche, una serenata.
El domingo, la procesión solemne iniciará a las 5:00 de la tarde, partiendo del barrio Perpetuo Socorro hacia la iglesia Inmaculada Concepción”.
Además, el Centro de Arte y Cultura (CAC-UNAH) tendrá su propia programación, que comenzará el martes 11 con recorridos y actividades culturales