TEGUCIGALPA, HONDURAS.- A 35 días de permanecer con sus puertas cerradas, el Centro Nacional de Conservación Rosy Walther resiste las consecuencias de la emergencia por el Covid-19, sin embargo, el principal reto es la falta de agua.
Desde solicitar el líquido en pipas, buscar algunas frutas y resolver cómo trasladar al personal son algunos de los desafíos a sobrellevar durante la pandemia para que los 400 inquilinos del centro sigan en perfecto estado.
Sequía
El gerente del centro, Javier Valenzuela, aceptó que hay desafíos, pero desde la parte alta de la capital lo peor es la sequía.
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Para mitigar la escasez, explicó que el Cuerpo de Bomberos junto al SANAA tienen que llenar el tanque de abastecimiento del recinto. La operación se realiza una vez por semana.
El gerente de División Metropolitana del SANAA, Carlos Hernández, explicó que la fuente superficial de El Picacho por los momentos produce 290 de litros por segundo y todo El Hatillo “está muy mal” con la escasez.
“Cada día se seca más, siempre en abril se dan esas condiciones, pero este año fue exagerado”, declaró mientras advertía que los incendios y la deforestación están pasando factura.
El ingeniero detalló que la represa La Concepción está a un 26 por ciento de su capacidad y Los Laureles tiene un 42 por ciento de agua disponible.
Con la alerta por el nuevo coronavirus, en el zoológico se activó el Plan de Atención de Emergencias, que estipula la reducción del personal de campo, lo anterior a través de dos turnos de cuatro días.
“Como no estamos todos al mismo tiempo, hay un poco más de trabajo, pero los animales están bien, incluso más relajados porque no tienen visitas”, garantizó Valenzuela.
Aunque el personal tiene permiso para movilizarse, la falta de transporte fue un motivo más para realizar la segmentación, ya que solo hay un vehículo para movilizar a los que no cuentan con medio propio.
Sobre la alimentación, Valenzuela explicó que el proveedor es responsable, no obstante, algunas frutas como bananos, mangos y otras de temporada, fue difícil adquirirlas pues la compra es directa con el productor: “Todos los alimentos que ingresan pasan por un control de bioseguridad, el control es estricto”, añadió.
En caso de no encontrarse alguna fruta, los animales reciben un concentrado como suplemento.
Arde Francisco Morazán
Otra amenaza para las especies del zoológico es la constante alerta activa de los incendios forestales en la zona aledaña.
Para evitar que las llamas que se han expandido por todo el departamento de Francisco Morazán lleguen a la zona núcleo, el personal de turno mantiene rondas cortafuegos permanentes en el perímetro de riesgo.
El Instituto de Conservación Forestal (ICF) registra hasta el 16 de abril, 126 incendios forestales. Los siniestros han devastado un total de 2,838 hectáreas.
Solo en el último incendio que ocurrió en El Picacho, cerca del zoológico, Hernández reveló que se necesitaron entre 30 a 50 mil galones de agua, lo que equivale a abastecer de agua potable a 500 casas.
Según los bomberos, para combatir el voraz siniestro utilizaron diez cisternas de agua en la zona de El Picacho.
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