TEGUCIGALPA, HONDURAS.- En una ciudad donde las barreras laborales se desvanecen, las mujeres capitalinas tejen historias de fortaleza y destreza en campos antes dominados por hombres -y con paso firme- desafían estereotipos para pintar con sus habilidades sobre el lienzo de la igualdad.
Suyapa Martínez, directora del Centro de Estudios de la Mujer-Honduras (CEM-H), manifestó que romper la barrera en la división del trabajo por género, es algo que debe aceptar la sociedad, ya que en otros países es algo normal.
“Si la mujer tiene la habilidad para hacer otros trabajos, logra tener accesos a labores o salarios que no se obtienen de manera tradicional”, manifestó.
En ese sentido, recomendó al Instituto Nacional de Formación Profesional (Infop) certificar e impulsar a las mujeres en diversas áreas como construcción o electricidad.
Lucía Ordoñez: “Las invito a que no dependan del pisto de su marido”
Lucía, con sus manos habilidosas y una sonrisa que se refleja en la pintura de los vehículos que despacha, demuestra que los vientos de la tradición, ya no soplan en el “carwash” que le abrió las puertas hace más de un año.
Mientras lavaba un pick-up, se sinceró y entre risas reveló que el oficio lo aprendió en Estados Unidos, país que habitó por más de dos décadas.
“Allá es normal ver a mujeres trabajando de todo, ahí aprendí a lavar carros, pero también le hice a la albañilería y pintura”, relató la dama de 56 años.
Para la madre de cuatro hijos, ejecutar un trabajo que tradicionalmente lo desempeñan los hombres, no es incómodo cuando ya se supera la discriminación, y se acepta que no siempre se llega al salario mínimo.
“El trabajo no deshonra a nadie, las invito a que no dependan del pisto de su marido y a las jovencitas que no se echen a perder”. pronunció.
Mientras demostraba su dedicación para dejar el pick-up impecable y la dama que también “mastica el inglés”, se despidió agradeciendo la oportunidad laborar, y reiteró que “agüitarse no es para las mujeres ya que no se vive de las personas que solo critican a los demás”.
Jenni Avelar: “El mensaje que le doy a las mujeres es que se preparen”.
Descendiente de un linaje de barberos, Jenni despliega su arte con máquinas y tijeras en el centro histórico de la capital y con cada corte, demuestra que para ganarse la vida no existen fronteras de género.
“Es algo de generaciones, mi abuelo, papá, tíos y mis diez hermanos son barberos, es algo que me apasiona”, detalló, mientras pulía la cabellera de uno de sus clientes más fieles.
Porque recordar es vivir, relató su primer día de trabajo, aunque fue hace décadas, jamás olvidará los nervios y el té de lechuga que tomó para tranquilizare.
Pero esos días están en el pasado, Jenni, que dentro de dos meses también será psicóloga, es una experta que puede realizar cualquier corte, desde el más clásico al más actual.
“El mensaje que le doy a las mujeres es que sigan sus sueños y que se preparen, en marzo me graduaré de psicología y también soy chef; hay que hacer lo que más nos gusta”, relató.
La capitalina aceptó que aunque comparte pasiones con la cocina y la psicología, la balanza se inclina en el corte de cabellos y no dejará de atender en el negocio que sus familiares iniciaron en 1965.
Riccy Hernández: “El consejo que les doy es que se pongan metas”
La gasolinera es su trinchera, desde ahí Riccy aparta las viejas percepciones con sonrisas y alegrías.
Y entre el ruido de motores y el olor a combustible, demuestra que la labor de atender una estación de servicio ya no es solo para hombres.
Con una sonrisa, cálida como el sol, entre la rutina diaria, Riccy redefine el paisaje laboral, recordándonos que la igualdad fluye como la gasolina que ingresa a los vehículos.
“Las mujeres llamamos la atención, la gasolinera lo notó y empezó a contratar mujeres; estoy agradecida por la oportunidad”, declaró la joven de 27 años y madre de dos hijos.
Ante la consulta de ¿qué opina su esposo sobre su trabajo?, reveló que ella lo animó a que también consiguiera trabajo en una gasolinera y terminó orientándolo de como ejecutar la labor.
“El consejo que les doy (a las mujeres) es que se pongan metas, porque lo que uno se propone, uno lo logra”, relató y antes de despedirse y mientras acaparaba la atención de sus compañeros de trabajo, que desde largo la felicitaban, reiteró que para ganarse la vida no es necesario desviarse de las buenas costumbres.
Johana Pineda: “No es imposible y podemos hacer trabajos de varón”
Desde la entrada del rapidito, Johana se convierte en el epicentro de atención de los pasajeros, cuando su femenina voz anuncia la ruta: “Carrizal-La Sosa”.
Más de uno es cautivado por la energía que la joven desprende para competir a la par de los cobradores tradicionales. Su voz es firme, potente, pero amable con la capacidad de romper el silencio de las antiguas normas en el rubro del transporte.
“Pienso que ahora todo es parejo, al principio no era fácil, pero uno se acostumbra”, explicó mientras atraía pasajeros.
Para Johana, no debería ser extraño ver a una mujer que cobra en un bus demostrando que las fronteras de género, cada día son atravesadas por la necesidad de sobrevivir.
Pese a su seguridad en la atención de los tripulantes, la dama asombrada por la entrevista, reveló que sí es molesto que “no avisen con tiempo y el pasajero pague con un billete de 500”, asimismo, recordó que cada día antes de iniciar su jornada se apega a la indicación de su madre para regresar con bien a su hogar.
“Les deseo a las mujeres un feliz día y les recuerdo que no es imposible y podemos hacer trabajos de varón”, concluyó.