TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Un insignificante tapón rojo lleno de agua estancada le bastó para comprender que algo tan pequeño puede traer consigo grandes complicaciones de salud para su vida.
Sin saber de ese diminuto recipiente detrás de sus plantas, y con un “vecino” que puede llegar hasta matar a una persona con tan solo una picadura, Sonia Valladares comprendió que con el dengue no se puede jugar.
“Ni me di cuenta de que ese tapón lleno de larvas estaba ahí y fue cuestión de días enfermarme; creí que era una fiebre normal y que con pastillas se me quitaría, pero lo bueno fue cuando me vinieron otros síntomas”, manifestó Valladares, quien fue diagnosticada con dengue.
Su caso hoy es uno entre los 5,000 que afectan a los capitalinos, ya que las incidencias están experimentando un repunte que puede ser peligroso ante el menor descuido.
Según datos oficiales de la Región Metropolitana de Salud (RMS), durante las últimos cuatro semanas ha registrado más de 400 nuevas incidencias, de las que en su mayoría pertenecen a unas cinco colonias afectadas.
Los Centros Integrales de Salud (CIS) considerados en alerta debido a su alta incidencia en casos de dengue son el de la colonia San Miguel, Alonso Suazo, Villa Nueva, Las Crucitas, El Manchén y San Benito.
Para combatir esta problemática del aumento de los casos del mosquito, las autoridades de la RMS aseguraron que disponen de equipos de trabajo y unos 15 termonebulizadores o máquinas para fumigar, además de las tres pick-up con las fumigadoras para abarcar las colonias.
Las cifras actuales no superan las del 2022, que fueron alrededor de 7,270 casos, pero sí representan una alerta para que los responsables de la salud tomen en serio los casos de dengue, opinan varios expertos de la medicina.
“No creo que debamos quedarnos de brazos cruzados, pero tampoco solo depositar nuestra esperanza en la actuación del gobierno.
El combate contra el mosquito debe ser un esfuerzo conjunto entre la ciudadanía y el personal sanitario de cada barrio y colonia”, aseveró Juan Rodríguez, galeno.
Cada pequeña acción, como eliminar recipientes de agua estancada y apoyar las iniciativas de control de vectores, puede frenar la enfermedad.
