La feria, además de elevar el sentido de pertenencia, busca fomentar la buena convivencia entre las 32 niñas y adolescentes que reciben atención especializada en materia educativa, psicológica, salud integral, espiritualidad y seguridad gracias al apoyo de un equipo multidisciplinario del Instituto Nacional para la Atención de Menores Infractores (Inami).
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“Deseamos que quienes nos visitan hoy, cuenten a nuestras familias y la sociedad como estamos aprovechando el tiempo aquí en el centro, un día normal es estudio, trabajo en equipo, consejería psicológica y momentos de recreación para disminuir el estrés y la ansiedad que nos provoca el confinamiento y no ver a la familia por la pandemia, pero estamos muy bien”, expresó una de las niñas internas.
La menor también añadió que “es necesario que nuestros padres y la comunidad nos brinden oportunidades una vez que egresemos del Centro, necesitamos esa crianza con amor sin discriminación para no reincidir en conductas que falten a la ley”.
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El Inami reveló que un alto porcentaje de niños y niñas que ingresan al Sistema Especial de Justicia para Menores Infractores han abandonado sus hogares antes de los 12 años, y a partir de esa edad comienzan a asumir responsabilidades de aportar sustento familiar, lo que les lleva a alejarse de la protección de sus padres, de los estudios, de los servicios de salud y se ponen en riesgo ante múltiples factores que amenazan su desarrollo.
El 77% de los infantes infractores proviene de familias desintegradas, de las cuales el 70% viven con un ingreso familiar menor a los 6,000 lempiras; lo que ha provocado que el 50% de los niños y niñas alojados en centros especializados comience a trabajar a temprana edad.
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