Tegucigalpa

Honduras: Garífunas veneran a la Virgen de Suyapa con su esencia cultural

Sin importar la distancia, esta pastoral étnica también conocida como garinagu se desplazó hasta la basílica de Suyapa para rendirse ante los pies de la Patrona de Honduras.

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22.01.2016

Tegucigalpa, Honduras
Con cánticos, devoción a flor de piel y pronunciando al unísono “ Nuguchu endabava” (madre cuídanos), un grupo de garífunas cruzaron el departamento de Atlántida y llegaron hasta la ahora basílica de Suyapa para rendirse ante los pies de la Patrona de Honduras a quien veneran y rinden homenaje todos los años.

La Virgen de Suyapa recibió la visita de sus bien amados y fieles devotos, quienes llegaron con una fusión de música y danza al ritmo de los tambores y el caracol que invadió junto con el aroma del incienso el santuario y convirtió la celebración en una fiesta de regocijo espiritual.

Con esta participación el pueblo garífuna dejó demostrada su fe, gratitud y el amor que le profesan a la madre santísima en la advocación de Nuestra Señora de Suyapa, quien cumplirá 269 años de presencia catracha.

Es bajo este amparo maternal donde no se sienten relegados ni marginados mucho menos abandonados, como suele pasarles con las autoridades gubernamentales.

Tributo étnico

Cada año esta pastoral étnica también conocida como garinagu trae ante el altar de la patrona nacional su esencia y raíces culturales.

Esta se ve plasmada en la colorida vestimenta, tradición culinaria y la alegría manifiesta cuando en procesión ingresan al templo para participar de la solemne Eucaristía.

En en el octavo día de la novena, el tema central fue “La Virgen María Madre de la Iglesia, donde la ceremonia fue presidida por monseñor Michael Lenihan obispo de La Ceiba.

El evangelio fue tomado de San Juan en el texto que revela que Jesús antes de expirar dejó a María como madre de la humanidad en la presencia del apóstol San Juan.

Candeciosa danza

Previo a su lectura, una feligrés garífuna presentó la Biblia en el altar al compás de cadenciosa danza.

“No hay nada más hermoso que el abrazo de una madre, y cuando nos sentimos bien en los brazos de la madre santísima podemos sentir ese amor eterno y maternal como lo sentimos aquí en el Santuario de Suyapa”, apuntó el obispo Linihan.

A su vez declaró que la importancia a María no se la da la humanidad sino los Evangelios donde las grandes maravillas que hace en ella el Altísimo la proclaman bienaventurada, a través de todas las generaciones.

“Esta generación de hondureños debe llamar dichosa a la Virgen María pues ella nos ayudará a ser hondureños dignos”, señaló.

Tabletas, pan de coco y cazabe se presentaron como parte de la herencia culinaria de los garífunas al igual que el pan y el vino se llevaron a la mesa del Señor con devoción y júbilo.

Desde el sitial de honor que ocupa la Vigencita de Suyapa, ella contemplaba agradecida el homenaje que le rendían sus amados garífunas.

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