Los techos de teja, sus viejas
paredes y los callejones que aún dejan ver los adoquines gastados por el paso de los años, hacen del barrio Morazán uno de los más antiguos de Tegucigalpa, la capital de Honduras.
El cofre de la historia registra que en 1931 Alejandro Sareski, de nacionalidad yugoslava, se dio la labor de hacer la primera lotificación en este lugar.
En ese entonces se construyeron 38 casas de madera que contaban con una pequeña sala, un dormitorio y la cocina conformada con ladrillo de barro. Se dice que los pobladores de aquella época pagaban ocho lempiras al mes por habitarlas.
ElHeraldo.hn le invita a trasladarse a este punto de la capital por medio de hermosas imágenes que le harán recordar el tesoro invaluable que guarda en su interior.