Tegucigalpa, Honduras
Es un ser lleno de amor, paciencia, comprensión y belleza que fue creado por Dios.
Tiene una aparente fragilidad, pero que es indestructible a la hora de defender a los suyos.
Son madres, hijas, amigas y profesionales, todas ellas muy entregadas a lo que hacen.
En el país cada 25 de enero se conmemora el Día de la Mujer Hondureña como un tributo a ese ser excepcional. La fecha fue elegida en reconocimiento a la obtención del derecho al sufragio, acaecido en 1955.
Desde ese entonces, la mujer se ha convertido en un importante eje que mueve el motor del desarrollo.
En la capital del país viven 664,696 mujeres que representan el 53.78% de la población. De esta cantidad, 271,325 forman parte de la población económicamente activa, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
La Encuesta de Hogares de 2016, la más reciente publicada por el INE, revela que 108,687 mujeres son jefas de hogar.
Para impulsar sus habilidades, la Cámara de Comercio e Industria de Tegucigalpa (CCIT) desarrolla el Programa de Emprendimiento de Mujeres en Francisco Morazán.
Con una formación que dura seis meses se busca que la mujer, líder de hogar, explote sus capacidades y competencias de producción que le permita vender sus artículos y servicios.
“La mujer tiene el potencial, capacidad, actitud y condiciones para desarrollarse en cualquier ámbito, solo necesita oportunidades y acompañamiento”, expresó Karla Ruiz, gerente general de la CCIT.
Este programa se desarrolla desde 2006 y se capacitan a 100 mujeres por año.
Luego de finalizar sus capacitaciones se les entrega un capital semilla para ejecutar los negocios. En la CCIT existen inscritas más de 4,000 empresas dirigidas por mujeres.
“La mujer es una rosa frágil con un valor incalculable”
Elsa Marina Álvarez a diario prepara los diferentes periódicos para sus clientes.
Sus años reflejan sabiduría, amor y fortaleza. A diario lleva el pan de cada día gracias a la venta de periódicos, revistas y confites. Elsa Marina Álvarez, mejor conocida como la “Abuela”, es una mujer de 80 años que con su incansable trabajo enorgullece a las mujeres capitalinas.
Desde hace 40 años acogió el centro de la capital como su segunda casa. Llegó a la ciudad sola y en busca de oportunidades.
Desde su corta edad, sus padres le enseñaron los valores de la honestidad y el trabajo. En la actualidad es una dama querida y admirada por sus compañeros de trabajo y clientes, quienes a diario le visitan.
“Es una mujer digna de admirar, ella nos conoce bien, desde pequeños nos ha visto crecer, la queremos mucho y es por esa razón que le llamamos ‘Abuela’”, dijo un comerciante de donas quien no reveló su nombre.
Álvarez recuerda aquellos tiempos en los que residió en Jutiapa, una comunidad cerca a El Hatillo.
“Mi vida no ha sido fácil, tengo cuatro hijos -tres varones y una mujer-, me quedé sola, por lo que tuve que buscar trabajo”, dijo la “Abuela”.
La entrevistada relató que desde temprana edad ha dedicado su vida al cuidado de uno de sus hijos.
“El doctor me dijo que tenía que cuidarlo ya que tiene condiciones especiales, desde entonces trabaja conmigo”, indicó la octogenaria.
Álvarez agregó que la ayuda y la gracia de Dios es lo único que ha obtenido a lo largo de sus años.
“Este es un trabajo muy bonito, pero arriesgado”
Una joven de 16 años entró con mucho valor y solidaridad como voluntaria al Cuerpo de Bomberos. Tres años después es contratada para el área de comunicación de la institución.
Se trata de María Audelí Rosales García, sargento primero, quien tiene 46 años de edad y 24 de prestar servicio como miembro incorporada a la institución.
“Este es un trabajo muy bonito, pero arriesgado, uno puede salvar la vida de las personas y evitar la pérdida de propiedades”, expresó Rosales.
Durante las más de dos décadas de labores ha rescatado desde gatos en los árboles hasta salvado la vida a personas que han estado a punto de morir quemadas en un incendio.
“Durante el huracán Mitch se realizaron incansables labores para ayudar a miles de personas que lo necesitaban y en los incendios de los mercados también se hicieron grandes trabajos”, manifestó la entrevistada con una vista fija al movimiento de sus manos.
En más de una ocasión ha puesto su vida en riesgo mientras realiza las acciones de apagar un siniestro.
“Hace varios años fuimos a un incendio a las instalaciones de café El Indio en el barrio La Bolsa, estaba muy oscuro, me paré sobre un cable de alta tensión, salí volando y caí debajo de una máquina, solo me paré y seguí en mis labores”, recordó con serenidad un accidente que casi le quita la vida.
Hoy está al mando de ocho elementos de una compañía en la estación de bomberos ubicada en la colonia Kennedy de Tegucigalpa.
Una solidaria doctora que ama servir a los demás
Samaria Nohemí Mejía es una mujer con una enorme vocación de servicio hacia los desprotegidos.
Es doctora graduada desde el 2016, pero hace más de tres años realiza visitas médicas gratuitas a ancianos y niños de escasos recusos.
“Desde los 15 años realizo voluntariado, es media vida que llevo haciéndolo. Me encanta ayudar a las personas nobles y desprotegidas, sin recibir nada a cambio”, expresó.
Fue voluntaria en el centro de cáncer Emma Romero de Callejas y de Relevó por la Vida. Hoy se desempeña como colaboradora en la organización CEPUDO en el capítulo de Francisco Morazán.
“Dorita”, la guerrera que lucha por sus angelitos
Desde tempranas horas del día dedica su tiempo al cuidado de los pequeños que más la necesitan.
Ella contiene aquellas características que definen a una mujer. Se trata de Dora Castellanos, la dama que con ayuda de su esposo fundó el Hogar Bencaleth.
Castellanos abrió las puertas de su corazón hace 26 años y desde entonces acoge a niños que sufren de algún tipo de parálisis. Hoy en día es la directora de la institución sin fines de lucro.
Castellanos comentó que su único deseo a lo largo de los años ha sido dar una mejor calidad de vida a los infantes. Su labor social es compartida por voluntarios y padrinos quienes a diario unen fuerzas para regalar sonrisas.