Tegucigalpa, Honduras
Ni carritos ni muñecas, ni el más enorme oso de peluche podrían haber dibujado la sonrisa que este obsequio hilvanó en sus infantiles rostros.
Y es que EL HERALDO fue el enlace para que las autoridades de la organización Capacitación, Educación, Producción, Unificación, Desarrollo y Organización (CEPUDO) pudieran llevar a dos centros escolares uno de los principales recursos para poder nutrir con dignidad su conocimiento: pupitres.
La primera entrega de estas sillas se realizó en la comunidad de Los Izotes, en el kilómetro 41 de la carretera que conduce al departamento de Olancho.
Desde tempranas horas, los automotores cargados con el mobiliario salieron desde las oficinas de EL HERALDO, ubicadas en la colonia Loarque, con dirección a transformar la calidad de las condiciones de estudio de los infantes.
Al llegar a la Escuela Vicente Cáceres de esta comunidad, 43 niños dieron la bienvenida al equipo de EL HERALDO, CEPUDO y de la Fundación Javier (Funjavi), esta última se sumó de manera incondicional para realizar el traslado del moderno mobiliario.
“¡Bienvenidos!”, “Están bien bonitos”, “¿En qué les podemos ayudar?”, eran algunas de las frases que expresaron los pequeñines a los encomendados de realizar la entrega.
Poco a poco, las torres de pupitres fueron reduciendo su altura pues con la fuerza impulsada por el agradecimiento de los beneficiados fueron bajados uno por uno de los vehículos para ser entregados a los educandos.
En cuestión de minutos, las sillas destinadas al estudio se encontraban en el patio del centro educativo y en estas ya se habían instalado los escolares.
El agradecimiento de los estudiantes y de las autoridades educativas se reflejó no solo en su mirada inundada de dicha, también se demostró con la presentación de varios puntos artísticos.
“¡Bomba para ustedes!... Desde lejos he venido volando como zancudo para darle gracias a los hermanos de CEPUDO”, dijo una de las estudiantes durante la presentación de una divertida ronda de bombas.
Compromiso de amor
Además, los creativos alumnos realizaron un ingenioso acróstico en el que agradecieron a las nobles organizaciones por el apoyo brindado.
“Nos sentimos agradecidos, este es un sueño cumplido, solo tenemos dos aulas y las mesas y sillas ya estaban dañadas, Dios les bendiga”, manifestó Marina Torres, directora de la Escuela Unidocente Vicente Cáceres.
Por su parte Francis Wagui, presidenta de CEPUDO, del capítulo de Francisco Morazán, aprovechó la oportunidad para brindar un mensaje de vida a los estudiantes.
“Sigan estudiando, nos sentimos felices de ver el compromiso de la escuela, de los niños, maestros y padres de familia para que los estudiantes logren finalizar sus estudios”, manifestó Wagui.
La representante de la noble institución se comprometió a dotar al centro de enseñanza de alimento para preparar la merienda escolar a partir del próximo año.
Entre las causas de la alegría también se enlistan la donación de cepillos dentales, zapatos, cuadernos, alimentos y un juego de patio.
Más dicha infantil
En Bosques de Uyuca, sobre el kilómetro 20 de la carretera hacia Danlí, se localiza el Centro de Educación Básica Ana García de Hernández.
La llegada de diario EL HERALDO a la zona fue sorpresiva. De aquella covacha cubierta por viejas láminas y que emula un aula de clases, salieron sorprendidos los estudiantes.
En este sector se entregaron 28 pupitres que permitirán sumar a las motivaciones para estudiar de los escolares.
Los asientos especiales para los alumnos, uno por uno se fueron bajando de los automotores ante la mirada incrédula de los docentes, que aún no creían que este donativo era para el centro educativo.
“¡Qué pesan estos pupitres! Se ve que son muy buenos”, expresó alegre uno de los niños.
Por su parte Yessenia Salgado, directora del centro educativo, expresó: “Estamos enormemente agradecidos, nos hacían falta estas sillas, los niños ahora podrán recibir clases de manera digna, esta vez sí CEPUDO, gracias a todos los que nos ayudaron y a EL HERALDO.
Estos niños nunca olvidarán este gesto”, manifestó Salgado mientras observaba la sonrisa de sus educandos.