Tegucigalpa

Puente provisional por huracán Mitch continúa en uso

El puente Bailey Francisco Morazán alargó su utilidad temporal a 12 años. Por la estructura circulan 120,000 vehículos. Informe de Bomberos develaba peligros. Soptravi descarta riesgos.

15.10.2012

Doce años después, los capitalinos continúan transitando por una estructura instalada de forma provisional, el puente Bailey Francisco Morazán.

Lo que no concibe la ciudadanía es que pasada más de una década, las autoridades de la Secretaría de Obras Públicas, Transporte y Vivienda (Soptravi) nunca lo hayan reemplazado o reforzado.

El descontento de la población se enardece más por las sospechas de fragilidad que refleja la estructura por la que circulan 120,000 vehículos.

Señales de alerta

En 2010, la Unidad Técnica de Prevención del Cuerpo de Bomberos realizó una inspección para determinar los daños en el puente y las precauciones que deberían tomar las autoridades correspondientes a fin de evitar una tragedia.

El informe señaló que el principal riesgo en la construcción es el debilitamiento de la base central que brinda soporte a todo el armazón de acero.

Asimismo, identificó otros daños menores, como el desprendimiento del antiderrapante, que facilita el tránsito vehicular y evita el deslizamiento de las llantas, y la oxidación de la soldaduras de los pernos.

Los tornillos fueron soldados a las vigas por Soptravi, en vista de los continuos robos del metal, pero provocó la oxidación de las piezas, pues la estructura original del puente está compuesta por acero inoxidable.

Asimismo, el dictamen urgió la necesidad de reinstalar el soporte que marcaba la altura máxima permitida de 2.80 metros.

En la actualidad, solo hay dos barriles que inhabilitan el carril izquierdo de la calle, lo que impide el tránsito excesivo de transporte pesado.

El puente Francisco Morazán mide 100.60 metros de largo por 7.30 de ancho, y tiene capacidad para soportar 40 toneladas.

Sin embargo, como los obstáculos han sido desplazados de sus puntos, el límite es rebasado todos los días porque la vía permanece libre.

Soptravi: No hay riesgo

A dos años de la inspección, parece que las recomendaciones no fueron escuchadas.

Por su parte, el ingeniero encargado de puentes Bailey de Soptravi, José Díaz, enfatizó que no existe ningún peligro en torno a la solidez de la obra.

Amplió que “siempre se especula sobre el continuo robo de piezas, pero eso ya no sucede, se conserva igual”.

Díaz recordó que el huracán Mitch arrasó, en 1998, con el puente Francisco Morazán construido por la Alcaldía, por lo que Soptravi instaló de emergencia el actual, mientras se levantaba una estructura permanente.

“Precisamente el Juan Ramón Molina -explicó- es el puente permanente, así que se procedió a quitar el Bailey, pero el Comité Vial de la Alcaldía prohibió la acción, porque era una vía de alivio”.

Respecto a colocar una barrera para controlar el peso, aseguró que no es necesario, porque la obra fue concebida con suficiente capacidad.

Aclaró que los crujidos que emiten son normales, además, la estructura goza de mantenimiento periódico, que consiste en zocar los pernos.

El argumento de Díaz fue el mismo que sostuvo el exministro de Soptravi, Miguel Pastor, cuando realizó una inspección con un grupo de ingenieros, en atención al llamado de Bomberos, descartando la versión de la benemérita institución.

¿Competencia de quién?

Sin embargo, la responsabilidad de la obra también fue motivo de conflicto entre la institución y la municipalidad, en alusión a las palabras de Miguel Ángel Gámez, ministro de Soptravi.

Gámez, ante la petición de Ricardo Álvarez, alcalde capitalino, de que le traspase el anillo periférico para repararlo, recomendó a la comuna en destinar los fondos en el puente Bailey, ubicado a inmediaciones de Diapa.

“Si la Alcaldía Municipal tiene dinero para pedir la obra, que mejor lo invierta en el puente Diapa. Ese es el que les compete a ellos”, ironizó.

A lo anterior, Álvarez contestó que “quisiéramos intervenir, pero el puente es responsabilidad de Soptravi. El puente está bien y cumpliendo su función”.

En los extremos de la obra yacen dos emblemas que claramente dicen, además de las dimensiones, que es competencia de Soptravi.

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