Tegucigalpa

Un respiro de alegría llegó e inundó la casa de David Alvarenga

El HERALDO y la Fundevi llegaron a la casa de don David para aportar un granito de arena que le ayudará a respirar mejor y aliviar sus pulmones debilitados
22.08.2024

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- El pedido de ayuda y el sueño de ver a su hija graduada por parte de David Alvarenga fueron escuchados por la Fundación para el Desarrollo de la Vivienda (Fundevi).

Después de que Alvarenga contara su triste historia de supervivencia a EL HERALDO, esta empresa se puso inmediatamente en contacto con él, llenando su hogar de alegría y alivio con la llegada de un tanque de oxígeno y un manómetro para aliviar sus pulmones debilitados.

Desde 2019, Alvarenga padece de enfisema pulmonar, una enfermedad que causa dificultad para respirar, lo que le impide realizar actividades cotidianas como caminar y trabajar.

Si quiere seguir ayudando a David puede llamar al 9455-0045, pues él necesita ayuda económica y especialistas para sobrevivir.

Esta situación llevó a don David a pedir ayuda el pasado 17 de agosto a través de este rotativo. La respuesta vino de más de 61 kilómetros de distancia, de la aldea Santa Rosa, municipio de Güinope, donde vive David, cuando el artículo publicado llegó a oídos de la Fundevi, una empresa comprometida con los hondureños.

De inmediato, los representantes de esta noble institución se trasladaron en su vehículo y llevaron a David un tanque de oxígeno y un manómetro hasta su casa.

“La ayuda de ustedes no tiene precio, y sé que respiraré mejor”, expresó Alvarenga, postrado en su cama para no agotar sus pulmones. El entrevistado narró que fue desahuciado por los médicos debido a su enfermedad avanzada.

Sin embargo, la fuerza que siente como padre soltero de una niña de 14 años lo motiva a seguir adelante hasta ver a su pequeña graduada de la universidad.

Alvarenga es un hombre de escasos recursos que solo cuenta con el apoyo de su padre de 75 años, pues su madre falleció y su esposa lo abandonó cuando su hija, Kimberly Alvarenga, tenía tres años.