TEGUCIGALPA, HONDURAS.- En la capital es común encontrar a cientos de personas en situación de calle que vagan sin rumbo fijo, luchando a diario por sobrevivir en condiciones de hambre, sed, frío, calor, soledad y rechazo social.
A pesar de ser seres humanos que merecen respeto y atención son ignorados y marginados por una gran parte de la población que los considera una carga.
Los capitalinos no saben que detrás de cada rostro hay una historia de dolor y sufrimiento.
La mayoría de estas personas se ven obligadas a vivir refugiadas en las calles y alimentarse de los restos de basura.Suyapa Cruz, de 50 años, es una de estas ciudadanas que merece un trato digno, pero no lo recibe.
Ella vive en una acera de la colonia Mayangle, en una construcción improvisada con restos de materiales como palos de madera y colchones viejos.
Se ilumina con foco de un poste y cocina en un fogón.Para ganarse el pan tiene que recolectar botes de basura y limpiar algunos negocios del Zonal Belén o esperar que alguien de buen corazón desee compartir con ella, y con esto lograr alimentar a más de 16 personas con las que vive.
“Nosotros no quisiéramos estar así, de nuestra parte nos gustaría tener una casita y un trabajo, pero nunca nos han ofrecido un espacio”, dice Suyapa, con una mirada llena de tristeza.
“No importa con lo que nos ayuden, somos felices con lo que sea que nos den, todo será bienvenido”.Aunque su realidad sea desgarradora, mantiene una apariencia de fortaleza y dignidad.
Suyapa es solo uno de los miles de casos de hondureños sin hogar, una realidad común en los países en desarrollo.
¿Qué hay detrás?
Según los expertos en temas sociales, existen múltiples razones que pueden llevar a una persona a vivir en la calle. Entre estas se encuentran los problemas económicos, contextos de vulnerabilidad, elecciones de vida, adicciones, conflictos familiares, situaciones de abuso o maltrato y abandono.
A menudo, estas personas son víctimas de una combinación de factores que las hacen más vulnerables a caer en tal situación.
“Este es parte de un problema social, porque son personas que no tienen cómo pagar una habitación, donde acudir para tomar alimentos, no tienen una protección familiar y pueden estar relacionados con problemas psicosociales”, ratificó Pablo Carías, catedrático de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH).
Mientras que desde el área de trabajo social, esto se debe a que no existen garantías ni políticas incluyentes para esta ciudadanía en abandono.
“Se necesitan políticas sociales que realmente incluyan a todo el mundo, y también mejorar la condición de todos. Esto es trabajo de las autoridades del país, pero al mismo tiempo de todos para crear un mejor espacio de conciencia”, dijo Tomasa Reconco, asistente social del Hospital Escuela.
Desinteresados
EL HERALDO consultó a la Alcaldía Municipal y al Instituto Nacional de Estadística (INE) sobre la cantidad de personas que viven en las calles y las políticas gubernamentales relacionadas con esto, pero no hubo interés de dar una respuesta.
