Tierra Adentro

Parque arqueológico de copán, testigo de la grandeza de los mayas

Esta civilización, que en Honduras se asentó desde el 427 a. C. hasta poco más del año 820 después de Cristo, fue floreciente en lo político, artístico y comercial, y sus vestigios son una prueba de su enorme grandeza

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05.08.2015

El Parque Arqueológico de Copán Ruinas es testigo de la grandeza de la civilización maya que se asentó en Honduras en el año 427 d. C. Hoy este lugar guarda los vestigios del Período Clásico, la edad de oro de la civilización, donde en Copán se construyó una ciudad floreciente en lo político, artístico y comercial, aunque su caída y posterior desaparición sigue siendo todavía objeto de estudio.

Este sitio arqueológico comenzó a estar en la mira de los investigadores en el siglo XIX. El grupo principal de estructuras del parque abarca un área de 12 hectáreas y está compuesto por la Plaza Principal y la Acrópolis; en los 24 kilómetros cuadrados que rodean este grupo se han localizado los restos de 3,450 estructuras visibles. Copán está entre las ciudades más importantes de la cultura maya.

Como antesala, a la entrada del parque podrá observar la belleza de las guacamayas, que han hecho de este lugar su hogar, así como otras especies de aves, reptiles y mamíferos. La primera estación del parque arqueológico es la Plaza Principal, donde se desarrollaban los grandes eventos de la ciudad, como los rituales que conformaban el culto al dios Sol. En esta primera etapa podrá admirar el Patio de las Estelas, construido por el decimotercer gobernante, Waxaklajum Ub’ah K’awil (18 Conejo), y conformado por siete estelas y once altares. Entre ellas destacan las Estelas A y B como una muestra de las avanzadas técnicas de arte aplicadas en el mundo maya, y son prueba del porqué los mayas de Copán resaltaron como grandes artistas. Otras de las estructuras que podrá admirar en la Plaza Principal están en la Zona Residencial 9L-22 y 23, constituida por varias habitaciones. En ese lugar también podrá observar la réplica de un entierro que fue encontrado en la zona.

El recorrido sigue con el Campo de Pelota, una de las estructuras más emblemáticas del parque. Cerca de ahí está el Templo 26 con la Escalinata de los Jeroglíficos, la que por sus inscripciones ha permitido tener una visión más completa sobre los mayas.

La segunda estación es la Acrópolis, dividida en dos partes: Patio Occidental de los Jaguares y Patio Oriental. Esta zona, contrario a las demás del parque, es un espacio más privado con acceso restringido e interior reducido.

Ahí se encuentra el famoso Altar Q, así como los templos 11 y 16, rodeados de vasta vegetación e imponentes árboles de ceiba. En esta etapa están los túneles que conservan edificios importantes, entre ellos el Templo Rosalila. El recorrido por el parque finaliza con el Museo de las Esculturas.