El lugar es conocido como La Línea y está ubicado en la ciudad que en Tegucigalpa llamamos la novia de Honduras: La Ceiba.
Hace 25 años los conductores de las enormes máquinas de la Standart Fruit Company sentían el olor a tortilla de harina, frijoles, mantequilla y huevo, mientras las pequeñas estufas de gas en las que se cocían las baleadas vibraban y los vendedores se llevaban un buen susto.
Al menos eso fue lo que me describió Francisca Arteaga Martínez, quien afirma que fue de las primeras mujeres emprendedoras en poner su negocio de baleadas en La Línea.
'Antes pasaban por aquí, una vez me llevaron casi hasta las ollas, ahora esta más tranquilo porque no pasa el tren', contó Martínez.
Más de dos décadas después el sabor sigue siendo el mismo, solo que los empleados de la famosa transnacional ya no son los principales clientes.
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Al dejar de funcionar la compañía bananera, los negocios se ubicaron sobre las vías del tren, donde en la actualidad 15 casetas ofrecen comidas típicas y principalmente baleadas.
Eran las 9:00 de la noche y el autobús en el que viajaba pasó por la zona. Después de dejar mi maleta en el hotel, en frente del parque central, caminé hasta los negocios que, aunque ustedes no lo crean, están abiertos las 24 horas del día, porque una baleada en Honduras nunca puede faltar.
Lo primero que se ve sobre las vías del tren son bolsas de basura acumuladas, carriles casi enterrados y varios vendedores que nos hacen sentir como en Tegucigalpa.
Por cierto, unas horas antes me habían dicho que las baleadas de ese lugar eran mejores que las de la capital y en verdad tenían razón.
Como dice una amiga -que también vende baleadas- el toque está en la tortilla.
La suavidad de la masa cuando es cocida es incomparable, especialmente cuando se mezclan los sabores.
Algunas personas gustan de una baleada sencilla, pero en mi caso debe llevar frijoles, huevo, carne, queso, mantequilla, platano y aguacate.
Lo mejor de todo son los precios porque pueden variar entre 15 y 30 lempiras, todo depende de los ingredientes que acompañen la tortilla de harina.
Comer y conocer las famosas baledas La Línea no les tomará más de una hora, por lo que posteriormente pueden visitar la zona viva de La Ceiba, donde el sonido del mar y la música punta se mezclan y nos recuerdan lo bella que es Honduras.