- Señor, hace 20 minutos que le pedí al mozo una botella de vino de la casa.
- Va a tener que esperar otros 20 minutos, porque el mozo vive medio lejos.
- Hola, ¿el doctor Mata?
- Sí, ¿qué desea?
- Cancelar una cita.
- Hola, ¿está Armando?
- No, apenas voy por las instrucciones.
- ¿Cómo haces para enfriar el té?
- Le sacas el saquito.
¿Qué se pone Superman cuando sale de la ducha?
Super-fume.
El cacique de una tribu se ganó un pasaje de avión a Paraguay, se sube al avión y al rato grita el piloto:
- ¡Salten todos, el avión se cae!
Saltaron todos menos el cacique, que estaba sentado y tranquilo. El piloto le vuelve a gritar que el avión se cae y el cacique le responde:
- ¡No me importa, total no es mío el avión!
Un vaquero encuentra un indio acostado a la orilla del camino con la oreja pegada a tierra. Curioso por esta costumbre india, le pregunta qué pasa.
- El indio le contesta; carreta grande, cuatro ruedas, cuatro caballos, carreta llevar hombre blanco, rifle en brazos, al lado hombre blanco, mujer bonita, pelo largo, mujer llevar niño recién nacido en brazos.
El vaquero sorprendido le comenta:
- ¡Caramba! Yo había escuchado de la habilidad de los indios para detectar si vienen caballos o carretas con solo pegar el oído a tierra, pero usted me ha sorprendido, ¿Cómo es que puede dar tantos detalles con solo pegar su oído a tierra?
- ¡Es que acaba de pasarme por encima!
El italiano dice:
- Anoche yo le hice masajes a mi mujer en todo el cuerpo con un aceite de oliva finísimo, luego; hicimos el amor apasionados y la hice gritar durante cinco minutos seguidos, sin parar”.
El francés, para no quedarse atrás, dice:
- Yo anoche le hice masajes a mi mujer en todo el cuerpo con un aceite especial afrodisíaco y luego hicimos el amor, la hice gritar durante 15 minutos seguidos.
El español dice:
- Eso no es nada, yo anoche le hice masajes a mi mujer con una mantequilla especial, le acaricié todo el cuerpo con la mantequilla, luego hicimos el amor y la hice gritar durante seis horas seguidas.
El italiano y el francés asombrados le preguntan:
- Seis horas, oye, qué bárbaro, cómo hiciste para que gritara durante seis horas seguidas?
Y el español contesta:
- ¡Me limpié las manos en las cortinas!
Un señor se acerca a un padrecito y le dice:
- Padre, ¿es verdad que usted aparta a las mujeres del mal camino?
- Sí, hijo.
- ¡Ah! Pues apárteme dos para el sábado.