Según el joven, su transformación surgió después de la muerte de su mamá. Comenzó con los tatuajes en su rostro, después se mutiló la nariz y la orejas y por último se partió en dos la lengua.
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'Para mí una calavera, siento como que fuera mi propia hermana, mi propia familia realmente. Me unen más a ellas', expresó Kalaca en una entrevista que le realizó la cadena estadounidense, Univisión.
El joven reveló que hay muchas gente que se asusta cuando lo ve, al grado que se cambian de calle para no pasar al lado suyo cuando camina por las calles de Bogotá.
Erik Hincapie explicó que también le gustan las calaveras, debido a que será el único rostro que verán todas las personas cuando les toque enfrentarse a la muerte.
Los vecinos del joven aseguran que este no consume droga y que se gana la vida honradamente haciendo tatuajes en su taller.