El poderoso narcotraficante colombiano Pablo Escobar Gaviria hizo hasta lo imposible para poder complacer los caprichos de sus hijos, según relató el sicario del llamado patrón del mal , Jhon Jairo Velásquez, alias “Popeye”.
La historia tildó a Escobar Gaviria como uno de los hombres más sádico y violentos de los últimos tiempos, sin embargo, el amor hacia sus hijos Sebastián Marroquín y Manuela Escobar era incomparable.
De acuerdo a Popeye, en una Navidad, Manuela le pidió a su papá un unicornio. Sí, un mítico caballo hermoso con un cuerno en su cabeza. Este le dijo que sí, aún sabiendo que los unicornios no existen.
Según Popoye, su patrón mandó a comprar un caballo blanco de pura raza e hizo que le metieran brutalmente un cuerno de toro en la cabeza, para que pareciera un unicornio, regalo solicitado por su pequeña hija.
Jairo Velásquez recordó que la pequeña quedó complacida, no obstante, la gran herida en el cráneo ocasionó que el animal muriera a los pocos días. Pero Escobar no tuvo mejor idea que repetir la acción durante algunas navidades más para complacer a la niña.
Hasta el momento, la escalofriante historia del sicario del capo no ha sido desmentida y al parecer esto podría ser cierto, debido a los antecedentes de extravagancia que mandaba a realizar el narcotraficante para complacer sus necesidades.
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