La oscura, húmeda y maloliente celda en la que se encuentra lo tiene sumido en la peor de las depresiones. Las rejas que lo rodean son testigos de su desdicha.
Su libertad depende de dos hombres, los mismos por los que fue enviado a purgar las consecuencias de sus travesuras.
Todo comenzó en el barrio Castillo, de Trujillo, Colón, norte de Honduras, cuando dos vecinos, uno de ellos dueño del gallo, estuvieron a punto de enfrentarse a disparos porque el emplumado animalito se subía constantemente a los árboles del vecino afectado.
Conciliación
Debido a eso, el gallo tuvo que ser trasladado hasta las celdas de la posta policial del municipio, según los policías, para evitar un mal mayor.
Ahora, la libertad del gallo depende de que los dos hombres pongan fin a sus diferencias en el juzgado de paz del sistema judicial.
Actuaron bien
Los policías del paradisíaco municipio recibieron el llamado de auxilio de los pobladores del barrio Castillo, ya que los dos hombres estaban a punto de sacar sus armas blancas producto de la discusión.
“Es un caso escuela para nosotros, muchos de los problemas que terminan en tragedias empiezan con problemas de convivencia. Los policías tomaron la decisión correcta y salomónica a pesar de que parezca jocoso”, detalló el portavoz de la Secretaría de Seguridad, Luis Osavas.
La noticia ha provocado una serie de reacciones curiosas en las redes sociales a causa de la decisión policial de mandar a prisión al travieso gallo, quien pasa este martes su segunda noche en la cárcel.
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