Morderse y comerse las uñas es un problema que además de verse mal puede ser mortal. Muchas personas en el mundo sufren de onicofagia, que es la costumbre de comerse las uñas, generalmente de los dedos de las manos.
Recientemente se conoció la historia de un británico cuyo hábito de comerse las uñas casi lo lleva a la tumba.
Las uñas no están hechas para ser consumidas, por lo que su ingesta puede provocar serias infecciones con graves consecuencias.
Los primeros síntomas experimentados durante una infección de este tipo son muy similares a los de la gripe, como ser temperaturas altas, pulso acelerado, sudores fríos y temblores.
Incluso puede llegar a desarrollarse una sepsis, diagnóstico conocido como envenenamiento de la sangre.
Las personas que sufren de onicofagia deben buscar alternativas para tratar la ansiedad que las lleva a realizar esta extraña práctica.
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