Tegucigalpa, Honduras.- Hasta ahora muchos siguen considerando que la obediencia es una virtud indiscutible, aplaudiéndoles a esos niños que siguen reglas, que no se rebelan ni cuestionan, elogiando su comportamiento dócil. Sin embargo, como en todo, hay límites a evaluar.
Iniciaremos entendiendo que educar a un hijo para que siga órdenes sin objetar parece la vía más práctica para evitar futuros roces, pero a la larga, esta comodidad conlleva efectos negativos.
Como padre o madre, es oportuno que reflexione: ¿qué tan preparado está mi hijo para enfrentarse a una sociedad que exige decisiones, liderazgo y resiliencia emocional?
Educar de esta manera no es más que enseñar a acatar órdenes y criterios sin espacio para la negociación, puesto que este enfoque autoritario “prioriza el control y la disciplina sobre la calidez y la comunicación”, indicó la máster en psicología Anjannette Gavarrete.
En ese sentido, instruir bajo este modelo forja a pequeños sumisos que en su adultez dudarán de sí mismos y de sus capacidades. Sin mencionar que “estos niños son más vulnerables a la manipulación y el acoso, porque no han aprendido a cuestionar y a defenderse”, advirtió la entrevistada.
Por lo que si no se les permite enfrentarse a pequeñas decisiones desde temprana edad, como elegir su ropa o resolver un conflicto con su amigo, ¿cómo espera que tomen decisiones más complejas en el resto de su vida?
Al privarlos de esta capacidad, de manera inconsciente, los expone a que en el futuro dependan de terceras personas para cada paso que emprendan.
“Educar con disciplina positiva y un estilo asertivo guía a nuestros hijos hacia un futuro seguro y feliz”, dice Gavarrete, “y (como padres) nos llena de orgullo verlos crecer con confianza, respeto y autonomía”.
Enfóquese en la crianza positiva
La clave no es eliminar la disciplina, sino balancearla con la autonomía. Establezca límites claros dejando un espacio abierto para el diálogo, la negociación y la empatía.
Ofrezca opciones: No imponga su absoluta voluntad, ofrezca a su hijo variantes del proceso o resultado.
Permita los errores: Los fallos son parte del desarrollo en su pensamiento crítico y en la toma de decisiones futuras.
Reconozca el esfuerzo: Elogie el esfuerzo que hay detrás de cada tarea para enseñarles a valorar su propio juicio.
Otras técnicas a implementar en el modelo de crianza positiva
Explique el porqué de las reglas impuestas: En lugar de simplemente imponer las normas, explique el razonamiento detrás de ellas para ayudar a su hijo a entender los posibles efectos de obedecer y de no hacerlo.
Fomente la toma de decisiones: Permita que su hijo tome decisiones cotidianas desde temprana edad para desarrollar su autonomía y su pensamiento crítico en situaciones gradualmente complejas.
Abrace la disciplina positiva: Este modelo se enfoca en enseñar más que en castigar. Cambie las amenazas y represiones severas por el diálogo, el respeto mutuo y la empatía.
Inteligencia emocional
La experta dice que “la crianza basada en la obediencia afecta la autoestima de los niños porque aprenden que sus opiniones y sentimientos no son válidos y que son menos importantes que las órdenes de mamá y papá. Esto lleva a que no desarrollen una buena inteligencia emocional, y que se les dificulte distinguir cuándo deben aplicar el criterio propio en sus decisiones u opiniones, generando inseguridad emocional y sentido de valía equivocado al sentir que dependen de la aprobación externa y no de su propio juicio”.