La miniaturización de los aparatos electrónicos está convirtiendo la vida diaria de las personas, y de los animales, en una conexión permanente con sensores colocados en la frente, los brazos o en gafas, e incluso micrófonos dentro de la boca.
La segunda edición de la exposición 'wearable' -un término que hace referencia al conjunto de aparatos y dispositivos electrónicos que se incorporan en alguna parte de nuestro cuerpo- abrió esta semana en Tokio.
Estos aparatos se aplican a campos tan diversos como la salud, el deporte, el mantenimiento, el entretenimiento o incluso la comunicación con los animales.
Masayoshi Asai diseñó un collar sensor conectado a un programa para smartphones para 'traducir los comportamientos de gatos o perros en sentimientos que aparecen en una pantalla', como el hambre o el sueño. 'Es como el internet de los animales', explica.
'Pero no sólo esto. Al registrar estos comportamientos, se puede por ejemplo detectar una anomalía potencialmente reveladora de una enfermedad', indica.
Al contrario de los animales, los seres humanos no necesitan sensores para comunicar sus deseos, pero aún así los aparatos electrónicos corporales pueden satisfacer otras necesidades.
El profesor Shusuke Yoshimoto, de la Universidad de Osaka, presentó 'un sistema sensorial simple que se adhiere a la frente' para interpretar las ondas neuronales. Puede ser utilizado para detectar la reacción de un paciente a un tratamiento médico o pedir algo con un simple parpadeo.
Corregir la postura
El conglomerado Toshiba diseñó por su parte un sensor que se pega al pecho 'para evaluar la calidad del sueño, teniendo en cuenta, el pulso, la temperatura de la piel y el flujo sanguíneo', explica el investigador Fumihiko Madate.
En cuanto a NEC, sus investigadores imaginaron, junto con el fabricante de textiles Gunze, un pequeño dispositivo (todavía en forma de prototipo) que también se coloca en el pecho y que 'analiza la postura, mide el ritmo cardíaco y el consumo de calorías de una persona utilizando las propiedades eléctricas del tejido de su camisa', describe Motoyoshi Hasegawa.
El usuario recibe la información, por ejemplo sobre si tiene o no una postura correcta, en su smartphone. 'Así podemos prevenir dolores de espalda', detalla Katsumasa Kono, quien trabaja en estos dispositivos en Gunza.
Captar, analizar, corregir, es también lo que hace Yamaha, el fabricante de pianos y otros instrumentos musicales, con guantes que permiten registrar los movimientos precisos de los dedos de un virtuoso.
Estas tecnologías de captura de parámetros físicos pueden usarse con gafas de realidad aumentada, donde información proveniente de una base de datos se superpone a lo que uno está realmente viendo para, por ejemplo, guiar los gestos de un chef de cocina -lo que propone Toshiba- o de un cirujano.
Sin embargo, la manipulación de estos aparatos en miniatura puede a veces ser complicada, pero ya hay algunas soluciones.
Sharp por ejemplo desarrolló un pequeño proyector que permite mostrar información sobre cualquier superficie (la palma de la mano o una pared), con lo que no es necesario tener un smartphone.
Murata, especialista de los pequeños componentes, redujo el tamaño de los conmutadores circulares 'para que quepan en patillas de gafas' y Toshiba trabaja en los comandos de voz como interfaz de instrucción, uno de los modos más naturales.