Falta de conocimiento sobre la importancia de la cultura para el desarrollo de Honduras, carencia de políticas culturales y falta de presupuesto, son algunos de los factores que se levantan como muros en el panorama cultural hondureño.
Aun así no todo está perdido, los esfuerzos independientes de los artistas y la apertura de instituciones privadas como museos y centros culturales abren espacios importantes que hacen que la difusión cultural se mantenga viva a pesar de todo, y aunque esto sea un aliciente, en Honduras hacen falta políticas culturales.
“La cultura no puede seguir desvinculada de los planes de desarrollo económico y social y de los programas de participación ciudadana, entendiendo que somos un país multiétnico y pluricultural en el que deben respetarse los derechos culturales de todas las comunidades étnicas, comenzando por las culturas locales”, manifestó el poeta José Antonio Funes.
Elementos esenciales de una política cultural
“Una política cultural en Honduras debe estar orientada a fortalecer la autonomía de la acción de los embajadores de la cultura, y debe de recoger la diversidad cultural que nosotros tenemos”, expresó Tulio Mariano Gonzales, de la Secretaría de Cultura, Artes y Deportes (SCAD).
Para el historiador y antropólogo de la UNAH y la UPNFM, Rubén Paz, las políticas culturales deben ser transversales e inclusivas, y partiendo de ahí hacer valoraciones de la riqueza cultural hondureña, “me parece que no hemos considerado el hecho de ser un país multicultural. He visto como algunos sectores tienen un desprecio por lo nuestro, e incluso ven las manifestaciones culturales afrocaribes o las indígenas con criterios despreciativos. Debe prevalecer el acceso a los servicios culturales e incluso volverlos democráticos”, dijo.
Para Funes, toda política cultural debe tomar en cuenta principalmente a los creadores, “en el sentido de estimularlos y valorizarlos para que sus creaciones se difundan”, y agregó que apostar por las industrias culturales generará oportunidades para que los creadores sostengan sus productos culturales, y que a la vez estos sean de calidad, “si no vamos a seguir en el círculo vicioso de cultura mediocre”.
Funes también señaló que hay que olvidarse de la idea impositiva de ‘identidad nacional’, “que inhibe las expresiones de la diversidad cultural de nuestras comunidades étnicas. Se debe aprovechar esa diversidad para promover las culturas locales y regionales, para que las comunidades valoricen sus propios símbolos y sus propias identidades”.
Para el poeta y gestor cultural Salvador Madrid, una política cultural debe ser propuesta por el Estado, pero a la vez, esta no debe ser producto de una consultoría, “de lo que una persona o un grupo de personas creen que es la cultura, sino que sea un proceso de consulta, y que de alguna manera todos participemos, y otra cosa que está clara, las políticas culturales no son reglas, no son leyes, son posibilidades que hay para promocionar la cultura, para abrir espacios y para invitar al ciudadano a la cultura”.
Ahora bien, qué se logra con una política cultural bien encaminada. La directora de la Fundación para el Museo del Hombre Hondureño (FMHH), Carmen Cruz, lo deja claro, se logra “ampliar los espacios democráticos por medio de las expresiones artísticas y culturales en un proceso de la construcción de una ciudadanía”, y mencionó otros logros, como el apoyo al quehacer creador y la investigación innovadora en las diferentes expresiones artísticas, la creación de programas regionales y sectoriales “encaminados al bienestar social de los creadores así como del público que se beneficia de los productos culturales y artísticos, la cooperación internacional para difundir las artes nacionales en otros países”, sin dejar de mencionar la formación de profesionales en el área de gestión cultural, así como el fomento del compromiso de la sociedad civil, la empresa pública y privada “para incrementar la coordinación de proyectos culturales en conjunto con los creadores, artistas y gestores culturales”.
¿Por qué es importante la cultura para Honduras?
Para el ministro Gonzales, la cultura y el desarrollo van de la mano. “Un país no puede desarrollarse sin una sólida identidad cultural”.
La cultura es como la huella digital de una nación, podrá tener similitudes con otras, pero siempre tiene algo único que distingue a la gente que pertenece a cada país, “recordemos que la cultura engloba, además de las artes y las letras, los modos de vida, los derechos fundamentales del ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias que a la fecha siguen en el imaginario colectivo, y eso nos hace diferentes a otras naciones, y con ello se agranda nuestro sentido de pertenencia”, apuntó Paz.
“Tan importante es la cultura que un país con desarrollo cultural es igual a un país con desarrollo económico y social. Es decir, la gente compra libros y los lee, asiste a los teatros, conciertos, conferencias y exposiciones. Se produce cultura a gran escala y a gran nivel”, dijo Funes, y destacó que cuando la gente aprecia la cultura, “hay más teatros, más cines, más parques de recreación, menos policías, menos gente armada por las calles y custodiando los bancos y centros comerciales. Todo es más limpio, hay más respeto por los demás y, sobre todo, respeto por la vida; hay más seguridad, más civismo, menos violencia, menos ruido en las calles, menos delincuencia, menos accidentes de tráfico, más amor por el país, mejor salud de los ciudadanos, menos enfermedades…”.
A criterio de Madrid, “la cultura tiene que ver con la calidad de vida de la gente. La persona que es sensible y conoce todas las vocaciones de su país, es un ciudadano que tiene otra búsqueda, ya no son las cotidianas, sino que quiere leer, entender el mundo y sentirse partícipe de lo que está sucediendo, y aquí está el terror de los países atrasados, que creen que la cultura es adorno, que es amenaza, que en vez de ganancia trae pérdidas”.
Un país con desarrollo cultural tiene mejores ciudadanos, que valoran sus espacios, cuidan su patrimonio, se sienten orgullosos de su país, porque son personas cultas, con mayores aspiraciones intelectuales, que canalizan su tiempo y esfuerzos en acciones productivas para su desarrollo personal.
“La diferencia la notamos en las formas de vida de los ciudadanos, en el grado de desarrollo profesional que alcanzan los creadores y artistas, la tradición que se crea en las personas en acudir a eventos culturales, un nivel educativo superior, crecimiento en la oferta de servicios culturales, una agenda cultural permanente y rica en actividades”, dijo Cruz.
Y Funes destacó que “jamás en un país con nivel cultural medio va a ver usted rótulos como ‘No deje piedras en las carreteras’, ‘No dañe las señales de tráfico’, ‘Ponga la basura en su lugar’, ‘No se permite entrar armado’, ‘Haga fila’, o ‘Por favor, no rompa los asientos’. Todas esas frases son un buen medidor de nuestro atraso y más que a nuestro pueblo deberían avergonzar a nuestra clase política”.