Por ahora el sampedrano se pasa la cuarentena encerrado en su casa de esta capital, cumpliendo las indicaciones que les ha mandado a los futbolistas del primer plantel el preparador físico Pato Negreira y esperando la luz verde para volver a pisar una cancha de fútbol.
“Nosotros deseamos jugar pero también entendemos la situación sanitaria del país... espero que las autoridades tomen decisiones sabias, prudentes, esperando que esta enfermedad vaya en decadencia”, dijo en un live de Facebook con EL HERALDO el jugador que se hizo famoso en el Monstruo.
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“Me crié en la colonia Sinaí del sector Rivera Hernández y de esa época recuerdo cuando de tanto jugar llegábamos sudados a la escuela y no nos dejaban entrar a clases... ja, ja, ja. Ya a los 11 años mi papá me llevó a donde entrenaban Olimpia, España y Marathón y finalmente me quedé en el Verde”.
- ¿Jugabas a ser quién en el barrio cuando eras pequeño?
- Yo decía que era Wilmer Velásquez y miraba jugar a Olimpia
pero cuando entré a las reservas de Marathón mi enfoque cambió, miraba a Mario Berríos, Mauricio Sabillón, Emil Martínez, con ellos quería estar.
- ¿Jugarías en Olimpia?
- Si Dios tiene un propósito de movernos, nos movemos; estoy feliz en Motagua pero si Dios tiene algo en otro lado, en Olimpia, en Real España... lo tomaría como un plan divino.
- Hablás mucho de Dios...
- Hace seis años que me vine de Lepaera a jugar a Motagua y ahí fue cuando Irvin Reyna me invita a la iglesia y me entregué por completo al Señor. Fue la mejor decisión de mi vida.
- ¿Por qué?
- En la adolescencia empecé a descarriarme, a disfrutar lo que el mundo ofrece, que no me trajo nada bueno; llegué a sentirme más elevado que los demás, usaba la fama para cosas malas hasta que conocí de Dios.
Reinieri Mayorquín tiene contrato firmado hasta junio de 2021 con Motagua, club que “ocupa un lugar muy importante en mi corazón”.