TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Podrán pasar diez, cien o más años, pero cada que vez que la caprichosa redonda enfrente a Albos y Aurinegros en una final, su nombre emergerá como corcho en el agua. Y es que él,
Carlos Will Mejía, quedó inmortalizado desde aquel diciembre de 2011.
“Esa final fue la que me hizo ganarme no solo el corazón, sino también el respeto de esa gran afición olimpista, que es noble y exigente. Hasta la vez me lo recuerdan”, confiesa Garrincha, quien ahora labora en la administración blanca.
Como tocado por una varita mágica, él firmó la corona 24 de aquel León de Danilo Tosello: hizo el 1-0 en la semifinal ante Marathón y marcó los tres goles en la final contra la Máquina (1-0 en Tegus y 2-0 en San Pedro Sula).
“Aquel España cerró primero y a nosotros nos tocó ir a repechaje, y este España también es un gran equipo, entonces el escenario es similar de alguna forma”, compara.
Por eso, a las puertas del primer pulso entre Leones y Búhos, su voz aparece para enamorar el tímpano del olimpismo y para recordar aquella definición del Apertura 2011/12, que tiene matices parecidos a la de este Apertura 2021/22. “Esa de 2011 fue la que abrió el camino al tetra, y ahora ante el mismo rival se puede cerrar otro tetra. Es mágico”, expone Garrincha en un mano a mano con Zona.
Al hablar de una final Olimpia-España, es inevitable no recordar aquella que usted definió...
Bueno, creo que eso me dio la valía para quedarme en la retina del aficionado, ya que el hincha nunca olvida las instancias finales. Han pasado los años y el eco de esa final siempre está latente, siempre está en el corazón de los aficionados. El que no lo pudo vivir o que no estuvo, le han contado que allá por 2011 hubo una final. Es grato ser parte de la historia y eso me llena de mucho orgullo, el saber que uno pudo dejar una huella imborrable.
Anotar todos los goles de una final no se puede imaginar antes, ¿verdad?
Definir una semifinal y sobre todo la final para mí fue grato y mágico. No todos tenemos esa dicha. Si meter un gol en una final es difícil, ¿se imagina meterlos todos? Yo siempre molesto a RoRo y le digo: “Es que usted no los quería meter, usted quería que yo los metiera”. Si se acuerda, el primer gol que anoto en la final de vuelta en San Pedro Sula, RoRo pateó al marco dos veces y se topó con Macías, no la quería meter ja, ja, ja. Me acuerdo de esa noche pantanosa.
¿Qué se dijeron entre ustedes antes de esa final?
El sábado temprano nos consultaron que si pasaban el partido al domingo en la mañana porque estaba lloviendo mucho y había pronósticos de que iba a haber una tormenta de locos, pero nosotros nos sentíamos tan seguros que íbamos a quedar campeones, que dijimos que no y que queríamos jugar el sábado en la noche. Sabíamos que esa era nuestra noche sin importar si la cancha estaba apta o no.
¿En qué momento supo que serían campeones?
Yo me doy cuenta de que seríamos campeones cuando Mario Martínez tiene un mano a mano y se lo tapa Donis Escober. Allí dije: “Esta noche es nuestra”. Yo estaba en la banca con Roger Rojas y le dije: “Mire, hoy cualquiera de los dos va a meter gol, porque no vamos a anotar en el primer tiempo, sino hasta en el segundo, así que estese listo porque cualquiera de los dos va a definir esta final”. Y así fue.
Y así como en aquel 2011, muchos ven favorito a este España del Potro. ¿Así lo mira usted?
La verdad que no. Son dos equipos en igualdad de condiciones. En una final donde hay dos grandes, el favoritismo debemos dejarlo a un lado. Si están en la final es que algo bueno hicieron y más siendo dos grandes. Eso da la pauta de que la balanza está equilibrada para ambos lados. Claro, no hay que obviar que España fue primero... bueno, si quieren les damos la pelota y que jueguen con el favoritismo.
¿Juega mejor este España de Raúl Gutiérrez que el Olimpia de Troglio?
El que me agradaba ya lo eliminaron, el Vida. Son estilos diferentes, creo que en este momento el del Olimpia viene siendo un fútbol que va directo hacia el marco. A veces dependemos de jugadores importantes como Pinto, Edwin, Patón, Carlitos, Jorge Álvarez, que cuando se juntan con Bengtson y Eddie son peligrosos. Igualmente, Real España tiene jugadores interesantes, como Benavídez, que no deja de sorprender, y el mismo Vuelto, que está haciendo bien las cosas. Y sus delanteros son unos depredadores del área.
¿En dónde radica la clave para ganar esta final?
En esta final creo que aplica aquel dicho trillado de que el que pega primero, pega dos veces. Pienso que el pegar primero va a ser un golpe de autoridad. Estamos para ser campeones, y ganando en casa, creo que después uno puede jugar con ciertos factores a su favor. Lo primero será ganar en casa, de allí va a partir el poder ganar esta final.
Entonces, ¿para el Olimpia las opciones pasan por ganar este domingo?
Claro, es que cuando uno ya lleva ese colchón de la ventaja no es como cuando vas al límite, que vas sin margen de error. Cuando uno tiene esa ventaja, tiene ese colchoncito extra, que le puede amortiguar ante cualquier desavenencia
“Esa final fue la que me hizo ganarme no solo el corazón, sino también el respeto de esa gran afición olimpista, que es noble y exigente. Hasta la vez me lo recuerdan”, confiesa Garrincha, quien ahora labora en la administración blanca.
Como tocado por una varita mágica, él firmó la corona 24 de aquel León de Danilo Tosello: hizo el 1-0 en la semifinal ante Marathón y marcó los tres goles en la final contra la Máquina (1-0 en Tegus y 2-0 en San Pedro Sula).
“Aquel España cerró primero y a nosotros nos tocó ir a repechaje, y este España también es un gran equipo, entonces el escenario es similar de alguna forma”, compara.
Por eso, a las puertas del primer pulso entre Leones y Búhos, su voz aparece para enamorar el tímpano del olimpismo y para recordar aquella definición del Apertura 2011/12, que tiene matices parecidos a la de este Apertura 2021/22. “Esa de 2011 fue la que abrió el camino al tetra, y ahora ante el mismo rival se puede cerrar otro tetra. Es mágico”, expone Garrincha en un mano a mano con Zona.
Al hablar de una final Olimpia-España, es inevitable no recordar aquella que usted definió...
Bueno, creo que eso me dio la valía para quedarme en la retina del aficionado, ya que el hincha nunca olvida las instancias finales. Han pasado los años y el eco de esa final siempre está latente, siempre está en el corazón de los aficionados. El que no lo pudo vivir o que no estuvo, le han contado que allá por 2011 hubo una final. Es grato ser parte de la historia y eso me llena de mucho orgullo, el saber que uno pudo dejar una huella imborrable.
Anotar todos los goles de una final no se puede imaginar antes, ¿verdad?
Definir una semifinal y sobre todo la final para mí fue grato y mágico. No todos tenemos esa dicha. Si meter un gol en una final es difícil, ¿se imagina meterlos todos? Yo siempre molesto a RoRo y le digo: “Es que usted no los quería meter, usted quería que yo los metiera”. Si se acuerda, el primer gol que anoto en la final de vuelta en San Pedro Sula, RoRo pateó al marco dos veces y se topó con Macías, no la quería meter ja, ja, ja. Me acuerdo de esa noche pantanosa.
¿Qué se dijeron entre ustedes antes de esa final?
El sábado temprano nos consultaron que si pasaban el partido al domingo en la mañana porque estaba lloviendo mucho y había pronósticos de que iba a haber una tormenta de locos, pero nosotros nos sentíamos tan seguros que íbamos a quedar campeones, que dijimos que no y que queríamos jugar el sábado en la noche. Sabíamos que esa era nuestra noche sin importar si la cancha estaba apta o no.
¿En qué momento supo que serían campeones?
Yo me doy cuenta de que seríamos campeones cuando Mario Martínez tiene un mano a mano y se lo tapa Donis Escober. Allí dije: “Esta noche es nuestra”. Yo estaba en la banca con Roger Rojas y le dije: “Mire, hoy cualquiera de los dos va a meter gol, porque no vamos a anotar en el primer tiempo, sino hasta en el segundo, así que estese listo porque cualquiera de los dos va a definir esta final”. Y así fue.
Y así como en aquel 2011, muchos ven favorito a este España del Potro. ¿Así lo mira usted?
La verdad que no. Son dos equipos en igualdad de condiciones. En una final donde hay dos grandes, el favoritismo debemos dejarlo a un lado. Si están en la final es que algo bueno hicieron y más siendo dos grandes. Eso da la pauta de que la balanza está equilibrada para ambos lados. Claro, no hay que obviar que España fue primero... bueno, si quieren les damos la pelota y que jueguen con el favoritismo.
¿Juega mejor este España de Raúl Gutiérrez que el Olimpia de Troglio?
El que me agradaba ya lo eliminaron, el Vida. Son estilos diferentes, creo que en este momento el del Olimpia viene siendo un fútbol que va directo hacia el marco. A veces dependemos de jugadores importantes como Pinto, Edwin, Patón, Carlitos, Jorge Álvarez, que cuando se juntan con Bengtson y Eddie son peligrosos. Igualmente, Real España tiene jugadores interesantes, como Benavídez, que no deja de sorprender, y el mismo Vuelto, que está haciendo bien las cosas. Y sus delanteros son unos depredadores del área.
¿En dónde radica la clave para ganar esta final?
En esta final creo que aplica aquel dicho trillado de que el que pega primero, pega dos veces. Pienso que el pegar primero va a ser un golpe de autoridad. Estamos para ser campeones, y ganando en casa, creo que después uno puede jugar con ciertos factores a su favor. Lo primero será ganar en casa, de allí va a partir el poder ganar esta final.
Entonces, ¿para el Olimpia las opciones pasan por ganar este domingo?
Claro, es que cuando uno ya lleva ese colchón de la ventaja no es como cuando vas al límite, que vas sin margen de error. Cuando uno tiene esa ventaja, tiene ese colchoncito extra, que le puede amortiguar ante cualquier desavenencia