Los cataríes, que se enfrentarán a Japón en la final del próximo viernes 1 de febrero, se adelantaron en el primer tiempo con los tantos de Boualem Khouki (22) y Almoez Ali (37) y sentenciaron en el tramo final con los goles de Hasan Al-Haydos (80) y Hamid Ismaeil (90+3).
Antes del partido, el himno catarí fue copiosamente silbado. Durante el partido, zapatos, así como otros proyectiles (botellas de plástico, latas de refresco, sandalias, etc...) fueron lanzados desde las tribunas al terreno, y uno de ellos alcanzó en la cabeza al centrocampista Salem Al-Hajri tras el tercer gol.
Después del partido, una lluvia de zapatos y botellas de plástico cayó también sobre los jugadores cataríes, que festejaban su victoria.
Desde junio de 2017, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Egipto rompieron relaciones diplomáticas y económicas con Catar, acusado de apoyar movimientos extremistas y de acercarse del rival regional de Riad, Irán.
Todo tipo de proyectiles
Un poco más tarde, el propio Afif era objetivo de lanzamiento de botellas de plástico, cuando se disponía a sacar un córner.
El jugador tuvo entonces que alejarse de la zona del banderín de córner y llamar al árbitro al rescate. Catar supo mantener su sangre fría en este ambiente hostil de 38,000 espectadores.
Con su octavo tanto en el torneo, el 2 - 0 para Catar en ese momento (37), Almoez Ali igualó el récord del número de goles marcados por un jugador en una Copa de Asia de Naciones, que estaba en poder del iraní Ali Daei desde 1996.
Cuando celebraba su hazaña, la lluvia de zapatos, botellas y latas se acentuó y la tensión también. Tras el 3-0, marcado por Hasan Al-Haydos (80), Al-Hajri se desplomó en el césped entre una lluvia de proyectiles.
Hamid Ismaeil cerró la cuenta (90+3), cuando Emiratos Árabes Unidos estaba con diez tras la expulsión del defensa Ismail Ahmedde por un codazo a Al-Hajri.