A los hermanos Dilcia Medina y Carlos Torres los unía algo más que la sangre: su amor por Motagua.
Ambos -aunque en diferente hora- partieron el pasado domingo rumbo al estadio Nacional de Tegucigalpa para disfrutar de la gran final ante Honduras de El Progreso.
'¡Hermana vamos a levantar la 15! ¡Vamos hacer campeones!', dijo Carlos a Dilcia cuando hablaron por última vez a través de una llamada.
Dilcia y Carlos crecieron con la pasión del azul profundo y aprovechaban casa ocasión que el equipo jugaba en casa para asistir al Nacional.
El domingo iba a ser igual. Se quedaron de ver donde siempre minutos antes de las 3:00 PM.
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'Habíamos quedado de vernos en el estadio, ya que él había salido con otro hermano y un sobrino. Un sobrino y yo logramos ingresar, estaba un poco asfixiante la entrada, pero gracias a Dios llegamos', relató Dilcia.
Y agregó: 'Yo hasta miré el primer gol de Motagua, hasta lo celebramos, pero no me imaginé la situación que estaba pasando con mi hermano, pero yo estaba angustiada llamándalo para que nos reunieramos donde siempre, pero no me contestó'.
Al nunca obtener una respuesta de su hermano, Dilcia decidió minutos después llamar a una sobrina: ''¿Tía, ya se comunicó con mi tío Carlos?''.
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'Yo le respondí que no y que estaba muy preocupada, ya que él siempre me contesta', comentó.
Dilcia se percató que varias personas ingresaron a la pista y su sexto sentido no le falló.
'Unas personas que estaban cerca de nosotros escucharon en la radio que había muerto un señor de como 58 años', recordó. Y agregó: 'En mi corazón sentía angustia ya que aún no había visto a mi hermano y tampoco me contestaba'.
En ese momento su teléfono sonó, pero no era su hermano, sino su sobrina. 'Tía, ¿usted con quién anda?', le consultó la joven.
'Con Noé (su sobrino)', respondió Dilcia.
La mujer recuerda que, tras la llamada, su sobrino le dijo que se tenían que ir del estadio, rumbo al hospital. 'Cuando íbamos en camino le dije: 'Aquí no es el hospital, ¿para dónde vamos?'', le preguntó.
Apuntó que su pariente le señaló que se dirigían a la morgue de Medicina Forense y fue ahí donde un cuñado se acercó y le dio el pésame.
Dilcia aún sin saber lo que pasaba y un poco confundida, preguntó qué pasaba.
Su cuñado le respondió: 'Lo siento, Carlos murió'.
'No lo podía creer', contó Dilcia, quien aún lleva entre sus manos el boleto de gran final que le dejó un sabor amargo: la muerte de su hermano.
El mismo dolor cruza a su hermano Oswaldo Torres, quien relató que Carlos soñaba con 'levantar la quinceava copa de su amado equipo Motagua'
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