SAO PAULO, BRASIL.- Muerto Pelé, ¡viva Pelé! Porque rey (O rei) no hay otro en el fútbol -ni sustituto ni heredero- que Edson Arantes do Nascimento.
Con la muerte del astro brasileño a los 82 años, nadie se atreve a colocar en discusión su trono ni su reinado, aunque para los amantes y críticos del balompié el debate por el GOAT (Greatest of all time, “el mejor de la historia”) es tema aparte por resolver.
Esta discusión vuelve cada década, con el surgimiento deslumbrante de algún jugador maravilla -en los 70 no sabían si Cruyff o Beckenbauer, en los 80 le llamaban Platini en Europa o Maradona en América, al cierre de los 90 al podio entró Zidane, para los 2000 nadie dudaba que Ronaldo y en la época actual es un estira y encoge tóxico entre Cristiano y Messi-.
Pero un debate serio no puede excluir a Pelé.
Y el 2022 se empecina en decirnos que la disputa se debe resolver antes de que acabe, pronto, ahora, ya ... porque desde hace 11 días el fútbol se cuestiona quién es el mejor de la historia, tras que Lionel Messi se coronara campeón con Argentina en el Mundial de Qatar.
¿Cómo encontrar respuesta a este debate anacrónico, donde queremos evaluar el pasado desde el presente o medir el presente con los ojos del pasado? Para reducir el análisis, hay que comparar los logros de la leyenda brasileña con los más fuertes competidores: Diego Armando Maradona y Lionel Messi.
¿Por mundiales?
Pelé, multicampeón del mundo. Desde que en sus vitrinas figuran tres copas mundiales (1958, 1962 y 1970), que de por sí son los títulos de mayor peso en el balompié, hay una vara muy alta para el resto de futbolistas.
Maradona y Messi suman una copa cada uno. Ni sumados los trofeos de ambos argentinos alcanzan al imperio del brasileño.
Y se añade un hito: lo que a Messi le costó 35 años, 5 meses y 23 días (Qatar 2022), y a Maradona 25 años, 7 meses y 27 días (México 1986), el “Rey” Pelé consiguió su primer Mundial a sus prematuros 17 años, 10 meses y 19 días (Suecia 1958).
El rendimiento del brasileño también impresiona: ganó tres de los cuatro mundiales que disputó, mientras que Maradona alcanzó la gloria en solo uno de los cuatro donde fue convocado. Messi tuvo que disputar cinco copas mundiales para lograr el oro.
¿Por títulos colectivos?
A diferencia de Messi y Maradona, la trayectoria de su alteza Pelé se resume a un solo color: el club Santos de Brasil, donde reinó, ganó todo y en cuya ciudad será despedido.
Con Santos conquistó seis ligas brasileñas, dos Copas Intercontinentales y otras dos Libertadores. También se le añade una liga estadounidense obtenida por su fugaz paso por el Cosmos de Nueva York. En total, el “Rey” alcanzó 29 títulos.
El Pelusa, por su parte, acumuló 12 títulos colectivos, entre los que destacan dos ligas italianas y una Copa UEFA con el Nápoli.
En esta categoría es donde Messi pulveriza a los otros dos candidatos, al anotarse la lejana cifra de 42 títulos entre cubles y seleccionos (y puede sumar más). Solo con sus 10 títulos de liga española, siete copas del Rey y cuatro Champions League, el pibe de Rosario ha mostrado una constancia impresionante por una década.
¿Por títulos individuales?
Aquí la historia del fútbol es injusta con Pelé. Solo militar en Santos lo marginó de ganar o ser candidato al Balón de Oro, ya que hasta 1995 el galardón estuvo reservado para futbolistas europeos.
Esta injusticia también alcanzó a Maradona (con ningún trofeo por las políticas de la época) y premió a su tiempo a Messi, que presume de siete premios como mejor jugador del mundo otorgados por la revista France Football.
Como compensación, la revista entregó un Balón de Oro honorífico a la leyenda brasileña en 1994 y un año después hizo lo mismo con el eterno Diez argentino.
Además, un experimento del mismo medio añade más picante al debate, al entregar una edición especial en la que enlistaba quiénes se hubieran coronado como mejor futbolista sin la restricción de extranjeros.
Bajo esta revisión, el futbolista mimado de Brasil habría obtenido el Balón de Oro de 1958... y hubiera repetido en 1959, 1960, 1961, 1963, 1964 y 1970 (vea aquí el anuncio de France Football). Para un total de siete trofeos, los mismos que Messi. Maradona, por su parte, fue elegido para 1986 y 1990.
¿Por goles?
Pelé tenía un olfato goleador como pocos. Un romperredes inato, una habilidad prodigiosa para llevar el balón al arco, en una época donde se jugaba más por intensidad que por ciencia y el concepto de futbolista estaba lejos de la figura de atleta.
La FIFA valida 1,281 goles anotados por el O Rei en 1,366 partidos, lo que le deja un promedio (escalofriante) de 0.94 por partido. Sin embargo, si solo se contabilizan los juegos oficiales el número se reduce a 778 anotaciones, según fuentes especializadas en el tema.
Maradona paró el contador en 346 tantos en 680 encuentros (su promedio es de 0.51), aunque su trabajo de mediocampista ofensivo lo alejaba de la portería, contrario a Pelé.
La Pulga puede jactarse de tocar las barbas al brasileño y tener músculo para seguir sumando un par de años más. Su rendimiento actual está en 793 anotaciones en 1,003 encuentros profesionales, para un promedio de 0.79 por partido.
¿Por habilidades?
Los tres candidatos se calzaron la playera (y mochila) del “10” de sus selecciones, pero cada uno lo hizo de forma distinta.
Pelé, el padre del joga bonito, enloquecía a los rivales. Quienes apreciaron su juego dan fe de un futbolista perfecto: creativo, rápido, potente y habilidoso, a lo que se suma su visión de campo y un gran control de balón. Fue el primer exponente del fútbol como espectáculo (y hasta arte) y también la principal víctima de la escuela del fútbol fuerza, que predicaba jugadas agresivas para derrotar al enemigo.
Por mucho tiempo, al no estar todavía democratizado el acceso a la televisión, sus jugadas eran contadas más como leyendas que como resúmenes de fin de semana. Cuando apareció en la pantalla (y con los detalles a color) rápido ganó el título de estrella mundial por sus impresionantes jugadas.
Diego, en cambio, contribuía más al juego y a la creación. 10 en su capacidad de regate visión, 10 en el control del balón, 10 en pases y 10 en creatividad. 10 en todo. Cambios de dirección y crear jugadas en el vacío eran un sello maradoniado. Su consagración vino en el Mundial de México 1986 con la famosa “mano de Dios” y el gol de “barrillete cósmico” a Inglaterra.
Messi emula muchas de las virtudes de Maradona (baja estatura, control de balón, creativo, regates y pasos venenosos), pero destaca por su sentido de equipo, sus gambetas, posicionamiento en la cancha y su rol de organizador combinado con la visión de campo.
Los tres, prácticamente, imparables en su “prime”. Los tres, indiscutiblemente, los mejores de su época... pero rey como Pelé solo habrá uno.