Tegucigalpa, Honduras
Lo que comenzó mal terminó pésimo. En realidad, terminó en un fracaso tan grande como el propio Olimpia. Con su eliminación ante Motagua, el León catapultó uno de los pasajes más negros de su historia al ligar (por primera vez) cuatro torneos consecutivos sin llegar a la final.
¿Cuáles fueron las razones del fracaso? Varias. Fichajes, futbolistas que no pesaron, mala gestión de Carlos Restrepo, pérdida de identidad, ineficacia de delanteros en juegos claves, falta de compromiso de algunos jugadores con la grandeza de Olimpia, entre otros.
Sin duda, una de las causas fue la pésima elección de extranjeros. Y la irresponsabilidad del domingo de Luis Ovalle lo dejó de manifiesto: no se dio cuenta que tenía amarilla y se hizo expulsar cuando su equipo estaba clasificando.
Si el extranjero que más jugó hizo eso, ¿qué decir del resto? Nicolás del Grecco solo jugó ocho partidos y Jaime Córdoba (que llegó sin ritmo) fue un fiasco: solo jugó 170 minutos en el torneo. Los fichajes nacionales tampoco fueron una solución.
Rony Martínez recién levantó en el cierre del campeonato, Diego Reyes quedó entre el recuerdo de sus tres goles a Juticalpa y las lesiones y Wilson Palacios (arribó con sobrepeso) demostró que definitivamente no estaba para jugar este torneo.
Allí también tuvo su grado de culpa Nahún Espinoza. El entrenador prefirió darle minutos a un descontinuado Wilson y marginar a jugadores como Bryan Moya y Marcelo Canales.
Pero quizá ese sea uno de los pocos lunares de Nahún, porque tomó un barco que ya había descarrilado Carlos Restrepo. El colombiano, que avaló los pésimos fichajes de los foráneos, nunca afianzó un once, se fue en el cierre de las vueltas y le dejó una papa caliente a Nahún.
Lo que comenzó mal terminó pésimo. En realidad, terminó en un fracaso tan grande como el propio Olimpia. Con su eliminación ante Motagua, el León catapultó uno de los pasajes más negros de su historia al ligar (por primera vez) cuatro torneos consecutivos sin llegar a la final.
¿Cuáles fueron las razones del fracaso? Varias. Fichajes, futbolistas que no pesaron, mala gestión de Carlos Restrepo, pérdida de identidad, ineficacia de delanteros en juegos claves, falta de compromiso de algunos jugadores con la grandeza de Olimpia, entre otros.
Sin duda, una de las causas fue la pésima elección de extranjeros. Y la irresponsabilidad del domingo de Luis Ovalle lo dejó de manifiesto: no se dio cuenta que tenía amarilla y se hizo expulsar cuando su equipo estaba clasificando.
Si el extranjero que más jugó hizo eso, ¿qué decir del resto? Nicolás del Grecco solo jugó ocho partidos y Jaime Córdoba (que llegó sin ritmo) fue un fiasco: solo jugó 170 minutos en el torneo. Los fichajes nacionales tampoco fueron una solución.
Rony Martínez recién levantó en el cierre del campeonato, Diego Reyes quedó entre el recuerdo de sus tres goles a Juticalpa y las lesiones y Wilson Palacios (arribó con sobrepeso) demostró que definitivamente no estaba para jugar este torneo.
Allí también tuvo su grado de culpa Nahún Espinoza. El entrenador prefirió darle minutos a un descontinuado Wilson y marginar a jugadores como Bryan Moya y Marcelo Canales.
Pero quizá ese sea uno de los pocos lunares de Nahún, porque tomó un barco que ya había descarrilado Carlos Restrepo. El colombiano, que avaló los pésimos fichajes de los foráneos, nunca afianzó un once, se fue en el cierre de las vueltas y le dejó una papa caliente a Nahún.