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Ronald Quintero, de soñar con ser futbolista a llegar a la cima del mundo

El único hondureño en coronar el Monte Everest fue homenajeado en la capital. “Voy a seguir soñando y en cada uno de esos sueños estará siempre Honduras”, dijo
08.06.2022

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Se quedó sin su madre apenas a los dos años de edad y sus sueños pasaban por trascender en una cancha de fútbol, pero ese ambiente de montañas de su natal Intibucá seguramente despertó en él ese talento que lo llevó a convertirse en el primer hondureño en llegar a la cúspide del mundo: el Monte Everest. Allí clavó la bandera cinco estrellas con orgullo.

“Voy a seguir soñando y en cada uno de esos sueños estará siempre mi país, Honduras”, confiesa Ronald Quintero, el alpinista catracho que fue conmemorado ayer en la capital por ese inédito logro para la nación.

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El atleta de 40 años, quien llegó al país y permanecerá dos semanas, fue homenajeado en un acto impulsado por la Comisión Nacional de Deporte (Condepor) y la Alcaldía del Distrito Central. Junto a él estuvieron el comisionado del deporte, Mario Moncada; la regidora municipal, Silvia Sosa, y el vicecanciller de la República, Gerardo Torres.

“Espero que esto tenga ese impacto social positivo que yo he estado buscando, para motivar a los jóvenes de mi país. Yo fui ese niño que talvez un día se sintió tímido”, afirma el atleta, quien tras su llegada a Honduras compartió con niños de bajos recursos. En su agenda tiene previsto varios eventos en los que contará su historia de éxito.

“Nunca he tirado la toalla, es un lenguaje que no existe en mí”, cuenta quien un día se vio triunfando con pantalones cortos. Sí, como muchos de los niños hondureños, anhelaba destacar con la pelota.

“Créame que siempre tuve ese sueño de ser un futbolista profesional. No tenía inclinación como aficionado de algún equipo, pero en mi sueño yo quería ser un pro en el fútbol. No se dio, fue un sueño paralizado. Pasaba jugando potras y jugaba de delantero”, comparte.

Pero crecer rodeado de cordilleras en Camasca inyectó de motivación su inconsciente para encontrarle gusto al alpinismo.

“Siento que el ambiente en el que yo crecí en Intibucá, admirando las montañas, me incentivó de cierta manera”, revela. Sin embargo la práctica de este deporte la comenzó en Estados Unidos, a donde llegó a finales de los 90 para reunirse con su madre. La situación económica empujó a su mamá a dejarlo cuando él era un niño.

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“Esas circunstancias te fuerzan a soñar que un día podés reencontrarte con esa persona y fue un sueño inicial para mí ese reencuentro con mi madre. Ha sido un proceso en el que comencé con senderismo. Cuando llegué con 16 años a Estados Unidos fue cuando realmente comencé a meterme más en los deportes”, cuenta en el Salón de eventos de Villa San Miguel.

Ahí estuvo solicitado por muchos medios e hizo un apartado con OPSA para contar interioridades de su logro el pasado 11 mayo, día en que cumplió su mayor desafío hasta ahora.

”Mira esto lo hemos venido soñando por 10 años. Antes de llegar, teníamos 1,400 metros de caída a un lado y en otro lado 1,600. Cuando voy en ese filo, me dio un shock mental de ver los primeros fallecidos que han permanecido allí en el área. Eso te mueve mentalmente, pero no tenés espacio para controlar el miedo, tenés que superarlo inmediatamente y seguir”, confiesa.

Esa expedición la planeó durante 10 años y la pudo culminar tras una ardua preparación que se basó en entrenamientos de 50 kilómetros en terrenos montañosos.

“Tocando cumbre, te llenás de satisfacción. Es una avalancha de emociones, te sentís satisfecho y derramas unas lágrimas de agradecimiento porque lo has logrado, pero es momentáneo porque te recordás a ti mismo que todavía tenés un descenso”, dice Ronald, quien invirtió de 40 a 50 mil dólares para subir al pico asiático.

Pero el Everest solo es uno de tantos lugares recónditos que ha escalado el catracho. Desde siempre se proyectó coronar las siete cumbres del mundo, es decir los lugares más altos de cada continente.

Ya recorrió Aconcagua (Sudamérica), Monte Denali (Norteamérica), Elbrus (Europa), Kilimanjaro (África) y el Everest (Asia). Ahora su mira está puesta en el Vinson Massif de Antártida y la Pirámide de Carstensz de Oceanía. “Por años hemos estado en culminar estos récords”, cerró.

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