Tegucigalpa, Honduras.- Si hablamos de arbitraje en el fútbol hondureño, es obligatorio mencionar el nombre de Said Martínez. El silbante oriundo de Tocoa, Colón ha sabido ganarse a base de buen trabajo las oportunidades para estar en partidos de alto nivel en el ámbito local y a nivel internacional.
El arbitro catracho se sentó con el periodista Rely Maradiaga para hablar sobre su carrera como arbitro en el fútbol profesional. Contó sobre sus inicios, reveló anécdotas con Pedro Troglio, b y otros entrenadores que han pasado por la Liga Nacional.
Además, sacó a la luz momentos inolvidables con Messi y Cristiano Ronaldo, incluso confesó que el astro argentino le regaló un preciado recuero para su hija.
La entrevista con Said Martínez
¿El primer partido en el que participaste fue una cuadrangular de veteranos?
Sí, fue como árbitro asistente. Mi papá estuvo todo el partido detrás de mí, corriendo y aconsejándome.
¿Qué consejo te daba?
Me repetía mucho que alineara bien con el penúltimo defensor, decía que tenía los ojos “chuecos”.
¿Significa eso que el primero que te criticó fue tu papá?
Sí, mi papá fue el primero en hacerlo, pero siempre para mejorar. Él me ayudó mucho, me daba confianza para tomar decisiones.
¿Recuerdas algún momento en particular?
Sí, una vez expulsé a un jugador y cuando quiso irse contra mí, mi papá se metió a la orilla del campo y le gritó: “¡Tócame al cipote y me vas a conocer!”.
¿Cuál fue tu primer paso hacia el arbitraje profesional?
Todo empezó en Tocoa, Colón. Siempre quise ser árbitro de la liga nacional y profesor de matemáticas. A los 15 años me subí a un bus, con dos maletas, y me fui a la capital.
Si pudieras hablar con ese Saíd Martínez de 15 años, ¿qué le dirías?
Le diría lo mismo que me dijo Mario Pavón antes de subirme al bus: “Tu oportunidad va a llegar, pero asegúrate de estar preparado”.
¿Mario Pavón fue importante en tu carrera?
Sí, sin duda, su consejo quedó grabado en mi mente y me ayudó a enfrentar los desafíos.
A los 18 años ya eras licenciado en matemáticas. ¿Cómo lograste graduarte tan rápido?
Sí, me gradué en tres años y medio de una carrera que normalmente es de cinco. A los 18 también debuté en la Liga Nacional como árbitro en un partido entre Real España y Deportes Savio.
De todas las noches de tu carrera, ¿cuál ha sido la más emocional?
La noche después de mi primera final de Copa Oro. Lloré en el avión al recordar todo lo que había pasado para llegar a ese momento. Era una final soñada, entre Estados Unidos y México, con 65,000 personas en el estadio.
¿Qué piensas al ver atrás todos esos sacrificios?
Valió la pena. Dejé a mi familia, mi empleo y mis estudios por esto, y cada sacrificio fue para cumplir mis sueños.
Siempre trabajas como si fueras el segundo mejor árbitro. ¿Por qué?
Nunca me considero el mejor. Siempre entreno y voy a la cancha con la mentalidad de ser el segundo, eso me mantiene enfocado.
¿Cuál es la mejor anécdota que te ha pasado en un campo de fútbol en la Liga Nacional?
En una ocasión, le dije a Rambo de León que no tenía el valor de meter un gol, y él terminó anotando un golazo. Después me dijo: “¿Viste? Soy el show”.
¿Cuál es el mejor futbolista hondureño que has dirigido?
He dirigido a muchos, sería grosero decir solo uno, pero Chirinos es especial. Tiene dribbling, hambre y ambición, características que lo distinguen.
Vamos a hacer un juego: un técnico para tomar un café, uno para ser tu amigo para toda la vida y uno para la “cachetada”.
Para el café, elijo a Primitivo Maradiaga, un caballero. Para ser mi amigo, Héctor Castellón, un hombre sincero. Y para la cachetada, hay varios candidatos, en su momento dijeron que odiaba a los argentinos porque los expulsaba, así que cualquiera de ellos podría ser.
¿Tuviste conflictos con algún técnico argentino?
Sí, con Troglio al principio, pero con el tiempo mejoró la relación. Vargas me llamó “sicario del fútbol” y lo expulsé ese día.
¿Te pidió disculpas?
No, dijo que no lo había dicho, pero yo no pondría algo que no ocurrió.
Los insultos son parte del trabajo. ¿Cómo te afecta eso?
Me insultan mucho, especialmente mencionan a mi mamá, Miriam Sorto. Incluso una vez la llevé a un partido, y ella terminó respondiendo a los insultos de la afición.
¿Cuál es el error de apreciación que más te ha dolido?
En la gran final Motagua-Real España 2017, no sancioné un penal. Me dolió en el alma, pero afortunadamente el equipo afectado terminó ganando.
¿Ese es el error que más te ha dolido?
Sí, sin duda. La gente no entiende que nosotros no queremos equivocarnos.
¿Has dirigido a Messi y a Cristiano Ronaldo?
Sí, dirigí a ambos. Cristiano es más complicado por su temperamento competitivo, mientras que Messi es tranquilo.
¿Alguna anécdota con Cristiano?
Le anulamos dos goles con VAR y en el medio tiempo me dijo: “Siempre lo mismo con ustedes, las estrellas somos nosotros”. Luego se disculpó en la segunda mitad.
¿Y con Messi?
Messi es humilde. En su debut con el Inter de Miami, cuando todos coreaban su nombre, se tomó el tiempo de venir a darnos la mano a los árbitros hondureños. Es un gesto que valoro mucho.
¿Cuál es el objeto más especial que tienes de tu carrera?
Tengo una tarjeta firmada por Messi dedicada a mi hija, Valeria Siham. No suelo pedir cosas, pero quise que ese recuerdo fuera para ella. Fue un gesto increíble de Messi escribir “Para Siham Martínez, con cariño”.
Después de todo lo vivido, ¿cómo te sientes respecto a tu carrera y tu familia?
Mi esposa e hija son lo más importante. Siempre están ahí, en los buenos y malos momentos.
¿Qué haces antes de cada partido?
Me arrodillo y le pido a Dios que todo salga bien. Después del partido, agradezco, sea cual sea el resultado.
¿Cuál es el objeto que más valoras de tu carrera?
El más especial es la tarjeta firmada por Messi para mi hija. Es un recuerdo invaluable que le daré cuando cumpla 15 años.
¿Cuánto amas a Honduras?
Amo demasiado a Honduras, siempre llevo la bandera de cinco estrellas conmigo, tanto en mi corazón como en mi uniforme.