Tegucigalpa, Honduras
Las remesas familiares son el alivio económico para el 35% de los hogares hondureños (más de 700,000 hogares).
Durante 2017, los migrantes enviaron 4,438.3 millones de dólares, equivalentes a 104,000 millones de lempiras o el 18.5% del Producto Interno Bruto (PIB). Son 1.4 millones de connacionales que radican en Estados Unidos, de donde proviene el 85% de las remesas, de acuerdo con cifras oficiales.
Pero, ¿quiénes son los que más reciben remesas dentro de los hogares hondureños? En la “Encuesta semestral de remesas familiares”, realizada entre el 4 y 7 de enero de 2018 por el Banco Central de Honduras (BCH), se detalla que son las madres quienes reciben el 32.7% del total enviado (equivalente a un promedio de 158 dólares o 3,700 lempiras al mes), seguido por los hermanos (18.7%) e hijos (15.8%).
El restante 32.8% se distribuye entre cónyuges y padres; así como otros parientes, como tíos, primos, abuelos y amistades, detalla el informe.
“Los beneficiarios de estas remesas viven, principalmente, en los departamentos de Cortés (21.6%), Francisco Morazán (20.7%) y Atlántida (12.2%)”, agrega.
Los hondureños envían 486 dólares mensuales, en promedio. El 56.3% de los migrantes se desempeña en áreas de servicios (electricidad, limpieza, transporte, entre otros), seguido del sector construcción (15.6%) y comercio (13.5%). No obstante, los resultados mostraron que quienes laboran en las actividades de agricultura (1.1%), industria (2.1%) y construcción (15.6%) fueron los que enviaron montos más altos; entre 689.6 y 653.7 dólares al mes.
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¿En qué gastan el dinero de esas remesas? Los beneficiarios usan el dinero que les envían para cubrir necesidades básicas o de consumo en un 90.6% de los casos. Por ejemplo, para manutención destinan el 40.6%, medicinas y servicios médicos el 20.4%, educación (13.7%) y otros.
Solo el 9.4% emplean el efectivo para invertirlo en la compra o mejora de viviendas de su propiedad o de sus familiares. Los economistas recomiendan una mayor inversión y ahorro, ya que la estadía en otros países no es permanente, en la mayoría de los casos.
Desde inicios de 2017 el flujo de remesas para los países de América Latina ha incrementado en 7%, en promedio. En el caso de Honduras, el año anterior los migrantes enviaron 12.4% más que en 2016.
El Banco Mundial afirma que este comportamiento está asociado, en parte, a los cambios en las políticas migratorias en Estados Unidos, impulsadas por el presidente Donald Trump; donde los migrantes estarían enviando una porción mayor de sus ahorros hacia sus países en caso de ser retornados.
Del total de hondureños que migró hacia ese país, el 21.7% (141,401 personas) tenía ciudadanía norteamericana en 2016, mientras que el resto se distribuye en otros estatus migratorios (regulados y no regulados), indica el BCH en el informe semestral de remesas.
Es decir que 510,216 hondureños estaban bajo otros estatus. A la fecha, el gobierno registra 57,000 hondureños bajo el Estatus de Protección Temporal (TPS, por sus siglas en inglés), que su vigencia vence el 5 de julio próximo. Este grupo podría regresar si Estados Unidos decide cancelarlo definitivamente.
Las remesas, que surgen de la falta de oportunidades, reducen la cantidad y la gravedad de la pobreza y conducen a una mayor acumulación de capital humano; mayor gasto en salud y educación; mejor acceso a las tecnologías y las comunicaciones y a los servicios financieros formales.