TEGUCIGALPA, HONDURAS.- En medio de la retadora pandemia por el covid-19, los productores hondureños de café inician el nuevo año cafetalero 2020-2021 con esperanzas de obtener mejores resultados.
El Instituto Hondureño del Café (Ihcafé) estima que se exportarán 8.2 millones de quintales, de una cosecha total de 8.9 millones, lo que generará unos 1,000 millones de dólares, que equivale a más de 24,500 millones de lempiras.
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De lograrse estas proyecciones, se observará un aumento de 15% en las exportaciones en comparación con la cosecha anterior que recién cerró el 30 de septiembre, durante la que Honduras solo exportó 7.1 millones de quintales de café y percibió 896 millones de dólares en divisas. Durante esta última temporada las exportaciones cayeron en 18%, pero el precio compensó con un incremento de 17% en promedio.
El precio subió de 107 a 125 dólares el quintal y se espera que al menos se mantenga en ese rango.
El reto
El mayor reto este año será la recolección del grano, ya que durante los meses de temporada alta (diciembre a febrero) deberán movilizarse miles de hondureños y extranjeros a las fincas para cortar, pero se debe evitar el contagio de covid-19 entre los trabajadores.
De acuerdo con autoridades del Ihcafé, se trabaja en un protocolo de prevención para la cadena del café siguiendo los lineamientos de la Organización Mundial de la Salud y de las autoridades sanitarias de Honduras.
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Deberán también regular pero a la vez facilitar el ingreso de familias centroamericanas que vienen al país en la temporada. En total esperan la movilización de alrededor de medio millón de personas, en su mayor parte de Nicaragua y Guatemala. El café es uno de los rubros productivos más importantes en Honduras, ya que sigue siendo la primera fuente de divisas por ventas al extranjero del país centroamericano, el mayor exportador del grano de Centroamérica, el tercero en América Latina y el quinto a nivel mundial.
De este sector dependen más de 120,000 familias productoras y toda una amplia cadena de comercialización.
Debido a los bajos precios, los pequeños productores demandan más apoyo técnico y financiero para recuperar la productividad de las fincas, así como su economía familiar.
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