Alejandra regresó a su empresa después de teletrabajar durante casi tres meses. Su reintegro no conserva nada de lo que ella recordaba. Ahora, ya no puede acercarse a abrazar a sus compañeros, mucho menos a regalarles el acostumbrado beso en la mejilla que caracteriza a los simpáticos hondureños... la pandemia la obligó a saludar con el codo o simplemente haciendo un gesto que apenas lograr notarse por el uso de la mascarilla.
Y qué decir de su espacio de trabajo. Siguiendo las recomendaciones de Sinager, su escritorio ahora está alejado del resto de muebles (respetando el metro de distancia) y no puede reencontrarse diariamente con todos sus compañeros y buenos amigos. Los que tienen enfermedades base o son mayores de 60 años, se vieron obligados a trabajar desde casa.
Y no solo Alejandra se enfrenta a la nueva normalidad, ella al igual que el resto de todos los trabajadores hondureños cumple al pie de la letra las recomendaciones de prevención dictadas por las autoridades sanitarias nacionales e internacionales, mientras se reactivan las labores (a medio vapor) en el sector público y privado, donde más de 120,000 colaboradores habían sido suspendidos, según el Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep).
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No bajar la guardia
Las autoridades instan a la población a no bajar la guardia en la aplicación de protocolos de bioseguridad dentro y fuera de los centros de trabajo. El cumplimiento de las medidas son obligatorias durante esta primera etapa de la reapertura, en el resto del proceso y durante el tiempo que la pandemia siga siendo una amenaza para los hondureños.José Luis Rivera, presidente de la Cámara de Comercio e Industrias de Tegucigalpa (CCIT), opina que “esta va a ser nuestra forma de vida en los próximos meses, no es de 8 horas mientras estamos en el trabajo, no es de otras 10 horas en casa, son las 24 horas al días, en el trabajo, en el transporte, realmente va a ser una nueva forma de vida”.
Por otra parte, las autoridades del gobierno han advertido que la irresponsabilidad en la aplicación de las medidas de bioseguridad podría ocasionar un retroceso en el plan de reapertura, ocasionando el retorno al confinamiento estricto que se traduciría en una nueva crisis económica para miles de familias y empresas.
“El éxito de esta reapertura de la economía tendrá que ver con las medidas de bioseguridad”, enfatizó Omar Rivera, secretario ejecutivo del Foro Nacional de Convergencia (Fonac).
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Primera fase de reapertura inteligente
Durante la primera fase del plan de reapertura se prevé que un 20% de la mano de obra esté reintegrándose a sus labores diarias y la economía se mantenga funcionando de esa forma durante 15 días, para luego entrar en la segunda fase con el incremento de otro 20% de trabajadores, dinámica que seguirá repitiéndose hasta lograr que en la fase 5 el 100% de empleados esté integrado.En algunas partes del país, denominadas región 3 por el daño de la enfermedad, el temor a una falla en la reapertura está más latente, como en Tegucigalpa, San Pedro Sula y La Ceiba, ciudades que registran los mayores números de la pandemia.
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Fredy Gómez, presidente de la Asociación Nacional de Empleados Públicos de Honduras (Andeph), asegura que es en estas ciudades donde se concentra el mayor número de empleados públicos, por ende, es donde hay mayor preocupación por el cumplimiento de los protocolos.