Cada día una mujer es víctima de femicidio: “De nada sirve que se recoja el cuerpo si no se hace la investigación”

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- La piel entre su mejilla y cuello quedó completamente abierta después de que su expareja le pegó con un machete.

Su brazo izquierdo también tenía dos heridas, pues intentó cubrir su rostro lo más que pudo, sin embargo, el arma con la que fue golpeada era tan letal como la ira con la que el violento hombre le pegaba.

Entre el dolor y el miedo, su cuerpo se desvaneció hasta que, después de recibir apoyo de vecinos, la mujer fue llevada a un hospital en La Mosquitia, en el departamento de Gracias a Dios.

Su estado era crítico, pero lo peor era que el hombre, al que había denunciado varias veces, seguía libre.

El pasado 5 de octubre de 2022 -tres días después del ataque- las autoridades dijeron que había sido detenido en Nicaragua, país al que huyó tras intentar matar a su expareja.

El hombre tenía una orden de captura pendiente en Honduras por intento de femicidio agravado, un delito castigado con hasta 30 años de cárcel. La hondureña, por su parte, sobrevivió a las heridas que le dejó el violento hombre.

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Este caso marca la excepción porque se trata de una sobreviviente, pero el Centro de Derechos de Mujeres (CDM) reportó hasta el pasado 11 de octubre 216 víctimas de femicidio, es decir, féminas que murieron “en el marco de relaciones desiguales de poder entre hombres y mujeres basadas en el género”, según define este delito el Código Penal de Honduras.

Aunque esas cifras son alarmantes porque hablamos de una muerte por día, la Unidad de Datos de EL HERALDO Plus también contabilizó otros 14 casos que ocurrieron desde el 16 de octubre hasta ayer. Esto significa que entre el 1 de enero y el 25 de octubre al menos 230 hondureñas murieron a manos de femicidas.

El último reporte fue el de las hermanas Maryury Waleska López (20 años) y Leticia Mabel López (24 años), quienes fueron asesinadas el domingo por la noche en Catacamas, Olancho.

Los cuerpos de las jóvenes fueron hallados en una calle de tierra entre las comunidades El Aguacate y Siguaté, a 20 kilómetros de Las Tablas, lugar donde ellas residían. Las autoridades dijeron que las mujeres recibieron una llamada, salieron a la zona y después fueron halladas muertas.

La Policía Nacional de Honduras reportó hasta finales de septiembre 215 homicidios contra mujeres. Las cifras, detalladas en el sistema de datos abiertos de la Secretaría de Seguridad, son muy similares a las recopiladas por el CDM, solo que la organización de mujeres los cataloga como femicidio y las autoridades como homicidios.

La diferencia entre ambos delitos es la saña con la que las mujeres son asesinadas, además de las penas establecidas en el Código Penal: en el caso de homicidio, las penas oscilan entre 15 y 20 años, mientras que el femicidio establece entre 20 y 25 años de cárcel.

Tomando en cuenta el tipo de delito, la Policía no tipifica en ningún caso la muerte de las mujeres como femicidios, por eso los 215 reportes hablan de homicidios.

Ahora bien, al hablar sobre el mecanismo para matar a cada mujer, el ente policial menciona que el 69% de los casos fue con arma de fuego, lo que contrasta con los reportes del CDM, que dicen que la mitad de los 216 femicidios que ocurrieron hasta el 11 de octubre fueron por ese tipo de arma.

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La Policía Nacional también menciona que hubo 36 casos de mujeres que fallecieron por arma blanca, 18 menos que las registradas en 2021.Otras 16 mujeres murieron por estrangulamiento, 8 tras ser golpeadas con armas contundentes y 2 por asfixia por sofocación, según los reportes oficiales analizados por el equipo de EL HERALDO Plus.

“Hay cuatro departamentos que por año van cambiando, pero en la constante la cabeza la llevan Cortés y Francisco Morazán; en este año es Francisco Morazán el que lleva más femicidios, el año pasado fue Cortés y los otros dos departamentos son Yoro y Olancho”, lamentó Helen Ocampo, directora del observatorio del CDM.

La experta se refirió a las cifras recopiladas por el observatorio del CDM, que mencionan que en Francisco Morazán ocurrió el 18% de los femicidios, sin embargo, este no es el punto geográfico con más casos, pues tres de cada diez muertes violentas de mujeres ocurrieron en Cortés, al norte de Honduras.

En Gracias a Dios, donde César Augusto Banegas Trino intentó quitarle la vida a su expareja, el CDM no registró ningún femicidio. Lo mismo ocurrió en Ocotepeque, es decir, que solo dos departamentos del país no registran ningún caso en lo que va del año.

En 2021 solo Valle quedó exento de la lista de puntos geográficos con incidencias, pero este 2022 ya reporta tres muertes de mujeres.

Las cifras evidencian lo que detalló Ocampo, pues ya sea en 2021 o lo que va de 2022 Francisco Morazán, Cortés, Yoro y Olancho figuran como los puntos geográficos con más femicidios, aunque también hay un grave problema en Atlántida y Comayagua.

La directora del observatorio del CDM dijo que es necesario que las autoridades respondan a esta situación, pues si saben que en estos puntos geográficos hay más muertes es necesario “intervenir”.

Lamentó que solo en la última semana 14 mujeres hayan sido víctimas de femicidio en diferentes partes del país, pues sumando estos casos se contabilizan 19 fallecidas solo en octubre.

Esta cifra está por encima de los reportes de septiembre, cuando 13 mujeres perdieron la vida a manos de femicidas. En 2021 hubo un repunte de casos a partir de agosto, un patrón que se puede repetir si la situación sigue como hasta ahora.

Existen casos de femicidios en los que la persona que cometió el crimen quedó completamente identificada, pero hay un alto número de mujeres que mueren a manos de personas que no tenían ninguna relación con ellas ni sus familiares. Estas personas son catalogadas como desconocidas.

En Honduras, tres de cada diez mujeres mueren a manos de desconocidos, mientras que en el ocho por ciento de los casos el responsable fue su pareja.

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El mayor problema es para 48% de las víctimas, pues no se sabe quién las mató, lo que dificulta aún más que haya justicia (se cataloga como “se desconoce”).

Según Ocampo, esto refleja que “las mujeres no estamos seguras en ningún lugar” y, sobre todo, que “de nada sirve que el Ministerio Público recoja el cuerpo de una mujer y haga una autopsia si no se hace la investigación pertinente para encontrar a los responsables”.