Cuatro de cada diez denuncias de acoso sexual en la UNAH son contra docentes
El 90% de las víctimas de acoso sexual en la UNAH eran mujeres, principalmente estudiantes. No solo los docentes fueron reportados por practicar conductas que incomodan y hasta humillan, pues en la mitad de los casos los victimarios eran estudiantes
El acoso sexual es cualquier actuación que afecte la dignidad de las personas involucradas. La UNAH tiene un reglamento para actuar en estos casos. La expulsión o despido es la medida más drástica para los denunciados.
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TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Los pasillos y aulas de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) no solo han servido para fomentar el conocimiento académico y debate, también han sido escenario de una serie de casos de acoso sexual que pocas veces fueron denunciados.
Las pocas cifras del Comisionado Universitario dicen que 96 personas denunciaron entre 2013 y 2023 (en 10 años) porque se sintieron incomodas por conductas y comportamientos que mostraron docentes, estudiantes y hasta personal administrativo.
Esto significa que en promedio hubo 8 denuncias por año. El 39% de los casos fueron contra docentes, mientras que en el 13% venía de personas que trabajaban en el área administrativa dentro de la UNAH, según reportes a los que tuvo acceso la Unidad de Datos de EL HERALDO Plus.
Esto significa que por cada diez denuncias cuatro fueron contra docentes universitarios, una contra personal administrativo y el resto contra estudiantes.
Casos de acoso sexual aumentaron algunos años
El acoso sexual es cualquier “actuación que afecte la dignidad de las personas involucradas y amenaza con dañar permanentemente la experiencia educativa, las trayectorias profesionales y bienestar de estudiantes, docentes y empleados que pudieran ser víctimas del mismo”, según conceptualiza el reglamento especial contra el acoso de la UNAH.
El artículo 23 dice que estas acciones se pueden manifestar en bromas o insinuaciones sexuales desagradables, solicitudes o favores sexuales, acercamiento sexual, represalias laborales o académicas por rechazo al acoso, comentarios sexuales sobre la vestimenta o cuerpo y hasta ejercer presión para que la víctima acepte una invitación o cita con fines sexuales.
Además, habla de los escritos, imágenes o dibujos sugestivos con contenido sexual y hasta el contacto físico (manoseo, roces, caricias, besos y pellizcos).
Magdalena (nombre ficticio para no exponerla) no tenía un concepto tan detallado de lo que era acoso, pero por el actuar de uno de los docentes que le impartió la clase optativa de apreciación musical en Ciudad Universitaria en 2020 concluyó que era una de las víctimas.
En 10 años, la máxima casa de estudios reportó 37 denuncias por acoso sexual contra docentes, es decir, cada año hubo entre tres y cuatro casos. Además contabilizó 12 denuncias contra personal administrativo y 46 contra estudiantes.
Estas denuncias venían en un 90% de estudiantes. También los reportes hablan de 8 denuncias en las que las víctimas eran del personal administrativo y 2 de docentes.
Magdalena nunca denunció, pese a que el acoso llegó a grados preocupantes: su propio docente le envió una fotografía de sus genitales en un mensaje por WhatsApp.
“Me sentí mal, me acuerdo que solamente le conté a mi hermana y yo quería bloquearlo”, contó con voz temerosa, afirmando que no lo hizo porque ese era el medio por el que los estudiantes se comunicaban con él por la clase.
“Tenía miedo a las represalias que pudieran tomar, miedo a que contaran y que solamente se dieran cuenta de lo que me pasó pero que la universidad no hiciera nada, porque sí siento que la universidad no hace nada, y miedo también en mis calificaciones en que me afectara a mí directamente”, confesó la joven universitaria, quien estudia la carrera de periodismo.
Las declaraciones de Magdalena, que nunca llegaron a oídos de las autoridades, dejaban en evidencia por qué la UNAH tiene un subregistro de casos de acoso sexual que no son expuestos y que se quedan en las aulas o pasillos de los centros universitarios a nivel nacional.
Las pocas cifras evidencian que en 2013, cuando el Comisionado Universitario arrancó con la Unidad Contra el Acoso Sexual, hubo 6 casos, mientras que en 2015 la cifra aumentó a 9.
Para el cierre de 2018 la cifra pasó a 18 y en 2019 fueron 14. Con la pandemia del covid-19 los casos cayeron, aunque entre 2022 y 2023 hubo otro pico.
Desde el Comisionado Universitario afirmaron que hasta lo que va de abril de 2024 llevan 3 casos, sin embargo, no todos los reportes que llegan a esa oficina son admitidos.
El rector de la UNAH, Odir Fernández, lamentó que estos casos sigan ocurriendo, pues “es detrimento a los derechos de cada una de las personas, en el sentido de que se tiene que respetar tanto al cuerpo docente, a los estudiantes. O sea, todavía mantener este tipo de prácticas es un retroceso institucional”.
Fernández dijo a EL HERALDO Plus que trabajan en una política de inclusión que toca tres pilares: la inclusión dentro de la universidad, la prevención del acoso y, por último, el combate de este comportamiento.
Sobre los casos de acoso docente afirmó se rigen por lo que establece el reglamento, siempre y cuando haya una denuncia, porque “normalmente el problema que se presenta es que no hay denuncia”.
Víctimas son en su mayoría mujeres
El acoso sexual pude ocurrir de forma personal, por llamadas, mensajes, correos electrónicos o a través de otras plataformas digitales.
Cuando Elena (nombre ficticio para no exponerla), una estudiante de enfermería en Ciudad Universitaria, lo vivió, nunca pensó que terminaría pidiendo una orden de alejamiento en el Ministerio Público contra su propio compañero.
Lastimosamente, las cifras indican que el 90% de víctimas de acoso sexual en las instalaciones universitarias fueron mujeres. También hay casos de hombres, aunque en menor grado.
El caso de Elena, por ejemplo, pasó de los mensajes y llamadas a un seguimiento dentro y fuera de las instalaciones de la máxima casa de estudios, hasta que un día extendió su temor a los docentes, jefes de carrera y hasta de facultad.
Como última instancia dentro de la UNAH, la denuncia fue llevada a la Unidad Contra el Acoso Sexual del Comisionado Universitario, donde decidieron que suspenderían al joven por dos semanas, especialmente después de ver mensajes donde decía que “yo era su gran amor, que yo me iba a casar con él quisiera o no quisiera, que no había hombre mejor para mí que él. Empezó a mandar pornografía prácticamente porque él se grababa”, relató la joven.
Sentada en uno de los espacios de la plaza de las cuatro culturas, la joven habló sobre las veces que le tocó huir de su compañero de clases, los mensajes en los que le decía “vas a ser mía” y hasta el día en el que junto con una compañera le quitaron el celular porque la estaba grabando.
Entre las múltiples historias vividas, Elena contó cómo un día iba junto a su compañera por uno de los pasillos de la Facultad de Ciencias Médicas, pero cuando menos lo pensó vio cuando Henry corría detrás de ella. “Me agarró de los dos brazos y me dijo ‘vos vas a ser mía, querrás o no querrás’”.
El miedo se apoderó de su cuerpo, pero junto con su compañera tomó el valor de empujarlo para correr. Así escaparon de él.
“Lo citaron a muchas de las audiencias, Henry nunca se presentó. Llamaron a la mamá de Henry y en una de esas se escuchaba que la señora decía que Henry no estaba, pero al fondo se escuchaba que él estaba como amenazando”, contó la universitaria.
Luego de tres meses de acoso sexual, el Comisionado Universitario decidió expulsarlo de la UNAH, mientras que el Ministerio Público emitió una orden de alejamiento para que Henry no se acercara por ningún motivo a Elena.
Dentro de la UNAH, el Reglamento especial para prevenir, atender, sancionar y erradicar el acoso sexual menciona varias sanciones, pero la expulsión o despido, en el caso de docentes y personal administrativo, es prácticamente la última instancia.
Medidas se basan en el reglamento
Un documento de 57 páginas define cuál será la forma de tratar el acoso sexual dentro de la UNAH, además de las sanciones que impondrán a los responsables.
Pese a eso, no todas las personas denuncias, sin embargo, las pocas que lo hacen muestran un patrón en cuanto al rango de edad de las víctimas: en su mayoría tienen entre 17 y 30 años.
Dayanara Guillén, oficial contra el acoso sexual en la máxima casa de estudios, explicó a EL HERALDO Plus que cuando un caso llega a esas oficinas lo primero que hacen es analizar si es admitida o no. Todo depende de las pruebas.
“Una vez que admitimos la denuncia le damos traslado a la otra parte. ¿Qué significa eso? Primeramente imponemos lo que sea en medidas de seguridad, que las encuentra en este reglamento especial artículo 35, que ya nos dice las medidas para garantizar esa seguridad que debe sentir la víctima y sus testigos en el proceso. Se imponen esas medidas y se le da traslado a la otra parte”, mencionó.
Posteriormente, vienen las citaciones para audiencias donde se presentan los medios de pruebas de las víctimas y los victimarios y tres días después es la audiencia de lectura de informe, donde se decide si hubo acoso sexual o no.
“Si encontramos el indicio recomendamos sanción, porque tampoco sancionamos a nadie. Recomendamos sanción al órgano competente establecido en el artículo 24. Dependiendo de la sanción, ahí le dice quién es el órgano que va a aplicar esa sanción y si no encontramos, queda en archivo administrativo en este oficina”, detalló.
Las sanciones están especificadas en el mismo reglamento, pero dependen completamente de quién es el victimario.
En el caso de los docentes habla de una amonestación escrita, suspensión sin goce de salario por 8 días, pérdida de derecho a ascenso o promoción por 2 años y cancelación del contrato o despido sin indemnización.
Para los estudiantes también hay una amonestación escrita. Otra medida es la suspensión temporal por 8 días, la expulsión limitada y, por último, la suspensión definitiva.
Los casos se dan “en circunstancias leves y circunstancias graves. Por ejemplo, para la unidad el contacto físico es un elemento grave. Otra cosa que nos dicta a nosotros la sanción es el comportamiento de la persona que está investigando, porque hay personas que reconocen el momento y dicen, me equivoqué y usted en el transcurso de la investigación, ve que ese comportamiento es diferente”, explicó Guillén.
Lamentó que también hay casos en los que las personas no lo aceptan y lo quiere normalizar. “A esa persona usted no le puede aplicar una sanción diferente, porque no va a cambiar, recuerde que la sanción diferente es para tener ese cambio de comportamiento, pero si miramos que no se puede obtener, a esa persona lo que vamos a recomendar es la más grave”, dijo.
Afirmó que desde 2013 hasta abril de 2024 reportan 12 despidos del personal docente y administrativo por acoso sexual, esto sin contar el resto de empleados con sanciones por violar lo que dicta el reglamento.
“Tenemos tres suspensiones sin goce de salario por un periodo de ocho días, una suspensión temporal por ocho días, una expulsión limitada por un periodo académico. Tenemos un a amonestación escrita con copia al expediente o ficha personal. Tenemos dos despidos sin responsabilidad para la universidad y tenemos cuatro archivos administrativos en los cuales no se acreditó responsabilidad”, detalló.
El Ministerio Público es la última instancia
Después de varios filtros dentro de la UNAH, el caso de Elena fue a parar al Ministerio Público, pues Henry la acosaba sexualmente incluso fuera de las instalaciones de Ciudad Universitaria.
Una de las tantas veces la siguió hasta su casa, por lo que no tuvo otra opción que interponer la denuncia en la Fiscalía.
Yuri Mora, portavoz del Ministerio Público, afirmó que cuando las denuncias vienen de la UNAH ya han pasado dos filtros, el primero con las autoridades de la carrera y luego el Comisionado Universitario, sin embargo, el deber de la Fiscalía tras la denuncia es buscar las pruebas, testimonios e investigar.
“Hay diferentes grados dentro de la investigación y son los fiscales los que van determinando, por ejemplo, que se alejen, que no puedan tener ningún contacto, si esta persona no cumple, entonces se pone una medida de presión más estricta y ahí van subiendo, subiendo, dependiendo, como le digo, cada caso, porque cada caso es diferente”, explicó.
El Código Penal de Honduras establece varias penas por delitos sexuales, pero en el artículo 256, que habla del hostigamiento sexual, menciona que “quien en el contexto de una organización o en el ámbito de una relación laboral, docente, de prestación de servicios, deportiva o religiosa, continuada o habitual, solicita reiteradamente para sí o para un tercero favores de naturaleza sexual y con tal comportamiento provoca objetivamente en la víctima una situación gravemente intimidatoria, hostil o humillante en el correspondiente ámbito de relación, debe incurrir en la pena de prisión de uno (1) a dos (2) años”.
La pena puede aumentar en caso de que haya existido una relación de superioridad originada por cualquier causa o si la víctima es especialmente vulnerable por razón de edad, enfermedad o escaso desarrollo intelectual o físico.
Sobre la orden de alejamiento, Mora dijo que la Policía Nacional es la encargada de hacerla cumplir para garantizar la seguridad de la víctima, como ocurrió con la denuncia que Elena interpuso contra Henry.
La joven comentó que al ver la gravedad de la situación Henry no la molestó más, aunque ella seguía con temor de encontrarlo y recibir amenazas por denunciarlo, pero afortunadamente no ha ocurrido.
El portavoz del Ministerio Público pidió a las personas víctimas de acoso denunciar el delito porque “si no se denuncian entonces estos acosadores van a creer que en realidad ellos pueden libremente, impunemente, hacer o cometer este tipo de delitos y nadie les va a hacer nada”.
Al denunciar “se está mandando un mensaje de que las personas víctimas de estos acosadores van a denunciar y se va a llegar hasta las últimas consecuencias para que esto no siga sucediendo”, dijo, afirmando que la Fiscalía de la Mujer es la encargada de investigar estos casos y sancionar a los culpables para que las víctimas se sientan respaldadas y seguras.