TEGUCIGALPA, HONDURAS.- El reloj marcaba las 5:00 de la mañana, el sol todavía estaba escondido, pero era la mejor hora para “ganarle a las altas temperaturas” que se registran en el desierto de Arizona.Era un día de abril o quizá finales de marzo.
En su subconsciente, Octavio Aguilar, voluntario de Águilas del Desierto, no estimó en la fecha. Vestido con la ropa más cómoda que pudo encontrar, tomó su mochila con lo necesario para caminar bajo un clima árido y empezó a gritar:
“Buenos días, somos Águilas del Desierto, venimos a ayudarles; si alguien está escondido en un lugar traemos agua, traemos comida, por favor salgan, nosotros no los vamos a entregar”.
Su frase era un grito de esperanza en uno de los puntos más peligrosos y mortíferos de la ruta migratoria, pues por sus condiciones ambientales adversas figura como una de las zonas en el extenso registro de muertes que el Proyecto Migrantes Desaparecidos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) reportó en los últimos ocho años.
Según la organización internacional, entre 2014 y 2021 fallecieron en la frontera entre México y Estados Unidos -por múltiples causas- 3,574 personas, pero unas 533 murieron por condiciones ambientales adversas, como el caso de las 53 personas que fallecieron el lunes anterior dentro de un tráiler en Texas, Estados Unidos.Octavio sabe que eso es común en un desierto. No hay agua, no hay comida y menos sombra.
Las temperaturas son elevadas y los migrantes no ven más que tierra árida.Ese día sus gritos fueron constantes. Repitió una, otra y otra vez la misma frase, hasta que a las 10:00 de la mañana el grupo encontró a dos sobrevivientes. “Salieron dos jovencitos, de 18 y 19 años; uno venía completamente lastimado”, recordó.
Se trataba de dos hondureños que tenían tres días de estar perdidos en el desierto. “Lo primero que hicieron fue levantar la cara al cielo como diciendo ‘gracias, llegaron unos ángeles a salvarnos’”.
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Asfixia en un tráiler
Casos como este ocurren diariamente, pero si tomamos como referencia la muerte de los 53 migrantes de Honduras, Guatemala y México dentro de un tráiler en Texas, Estados Unidos, hablaríamos del “incidente individual más mortífero que se ha registrado en la frontera entre México y Estados Unidos desde 2014”, según Alberto Cabezas, coordinador de Comunicaciones de la OIM en México.
Cabezas señaló que es necesario combatir el tráfico de personas para evitar casos como el registrado el lunes pasado. “Hay que hacer más, porque esto ha venido sucediendo durante algún tiempo y lo que ocurrió en San Antonio es muy grave, pero no es el único caso”, puntualizó.
Según las autoridades, hay tres versiones sobre las causas de muerte de las personas: asfixia, un golpe de calor o la emanación de monóxido de carbono del vehículo pesado.
Las investigaciones siguen sin concluir, mientras un grupo de acción rápida conformado por México, Honduras y Estados Unidos intenta identificar la identidad de las víctimas.
En el caso de Honduras, buscan desesperadamente entre los sobrevivientes o fallecidos a Yasmín Nayarith Bueso Núñez (37), ya que encontraron documentos personales de ella dentro del tráiler. Son cuatro los hondureños fallecidos confirmados por Cancillería: Margie Tamara Paz Grajera (24), Fernando José Redondo Caballero (18), Alejandro Miguel Andino Caballero (23) y Adela Betulia Ramírez Quezada.
El Instituto Nacional de México sostiene que hay 14 hondureños muertos, en un caso que pone en evidencia la peligrosidad de la ruta migratoria.
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Miles de muertos
“El creciente número de muertes de migrantes en la región es altamente alarmante”, condenó Michele Klein-Solomon, directora regional de la OIM, al advertir a finales de diciembre de 2021 sobre el incremento de los decesos en la frontera sur estadounidense.
Los casos, según datos del Proyecto Migrantes Desaparecidos de la OIM, entre subidas y bajadas pasaron de 420 en 2014 a 906 para 2021, es decir, el doble de los reportes del primer año.
Además, el 2021 fue el año más mortífero; seguidamente está 2019 cuando hubo 613 decesos de migrantes en la frontera, y 580 casos contabilizados en 2016. También se registraron 99 desaparecidos en los últimos ocho años y 2,783 sobrevivientes, como los dos hondureños que estuvieron tres días en el desierto de Arizona.
Los reportes pueden ser incluso superiores, ya que la organización internacional tomó como referencia datos de medios de comunicación o instituciones gubernamentales desde 2014 hasta 2021.En cuanto a las causas, dos de cada 10 migrantes murieron por ahogamiento, uno por accidente en vehículo y uno por condiciones ambientales adversas.
También hubo 224 casos de decesos por violencia y 22 por enfermedades o falta de atención médica.El Proyecto Migrantes Desaparecidos de la OIM habla de más de 4,500 migrantes fallecidos en la ruta migratoria desde Panamá a Estados Unidos, pero el 80% de los casos fueron en la frontera de México y Estados Unidos.
Otros 57 murieron en el Tapón del Darién, una zona boscosa entre Panamá y Colombia.Los casos se reportaron en todos los meses del año, pero hubo un repunte a mediados de cada año, en septiembre o diciembre, cuando se celebra Navidad.
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