Una señora sacó una paila y comenzó a meter los rollos de carne que se le deslizaban de las manos y algunos caían en la arena, la primera pailada pesó 25 libras y la metió al congelador.
Fueron tres pailas de carne marina que salieron, esa fue la ganancia de ese día para el pescador Dalvin Hernández en Playa Grande, Amapala, Valle.
Inquietos al ver ese tipo de especie acuática, el equipo de EL HERALDO Plus consultó: ¿Se come eso?... “Claro que sí, amigo, de la anguila sale un filete bueno, rico, a la gente le gusta bastante”, aseguró el pescador antes de hablar del Tratado Integracionista del Bicentenario firmado entre Honduras y Nicaragua.
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Los pescadores son una pieza fundamental en el acuerdo, ellos han venido sufriendo en los últimos 30 años la falta de una delimitación bien definida, el olvido de los gobiernos y las pocas políticas para el cuidado de los recursos marinos en esa zona compartida entre Honduras, Nicaragua y El Salvador.
“Al ver la noticia todos los pescadores pensamos: ‘ya arreglaron, podemos pescar en todo el Golfo (de Fonseca)’, pero fue mentira, a los que se fueron a meter les quebraron las lanchas y les robaron los trasmallos (la red)”.
El equipo de EL HERALDO Plus vio en alta mar los bancos de pesca, la mayoría están en la frontera marítima con Nicaragua.
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A lo lejos, en medio de la bahía se observaban las embarcaciones en pequeños grupos, muchas se confunden con los pelícanos, aves que vuelan sobre el agua del océano, extendiendo sus enormes alas en busca de presas.
De la nada un pez salió a la superficie y, como un juguetón delfín, recorrió por encima del agua varios metros, dejando una estela marcada en el agua para luego perderse en la profundidad del océano.
“Aquí no hay acuerdo, la Naval de Nicaragua nos quita todo, nos llevan el pescado, la lancha, los motores y la red y no la devuelven, nos dejan sin trabajo y sin sustento”, expresó el pescador Santos Romero.
Para poder recuperar una embarcación en el lado de Nicaragua deben pagar multas de 1,000 a 2,000 dólares, es decir, cerca de 50,000 lempiras, por eso muchos prefieren que se pierdan porque no tienen ese dinero.
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Confundidos
Los pescadores todavía no entienden en qué consiste el Tratado Integracionista del Bicentenario, por lo que hace falta que una comitiva de las instituciones públicas involucradas en este tema se den el tiempo de ir a hablar con ellos o las autoridades en la zona.“Lo que entendemos es que la Naval de Nicaragua no acepta sugerencias del gobierno. Nosotros hemos tratado que el gobierno de Honduras se ponga en contacto con ellos para que dejen de molestar a los pescadores, pero siempre nos persiguen”, lamentó el pescador Ernesto Roque en el sector de Cedeño, Marcovia, Choluteca.
¿Ustedes saben hasta dónde tienen que llegar o se meten al territorio de Nicaragua?, consultó EL HERALDO Plus al pescador, quien arreglaba una de sus redes a la orilla de la playa para salir a faenar al siguiente día.
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“No se tiene el conocimiento exacto de decir hasta aquí llegamos nosotros y hasta aquí no”, justificó el experto pescador.
Al mismo tiempo reclamó que “en un país que no se está en guerra y que no está en problemas diplomáticos ni nada, no tiene que haber ningún problema con la gente que trabaja en el golfo”.
Según el gobierno, el acuerdo no es para que los pescadores crucen las líneas limítrofes, sino para que las embarcaciones, tanto de Honduras como de Nicaragua, puedan salir a faenar al Pacífico.
Para el pescador, lo que los países deben hacer es buscar un acuerdo para que los dejen trabajar en toda la zona; por ejemplo, que los pescadores nicaragüenses lleguen a Honduras y los hondureños a Nicaragua, igual en El Salvador.
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La última vez que lo siguieron él había lanzado la red y en eso miró la “moteada”, es decir, la patrullera de la Fuerza Naval de Nicaragua, que iba contra él, entonces para que no le quitaran la lancha, soltó la red y salió de la zona del otro país.
Luego, miró cómo los navales de Nicaragua le llevaron su herramienta de trabajo que vale como 9,000 lempiras y les hizo señales de que era de él, pero siempre se la llevaron.
Angustiado, porque esa es su única fuente de trabajo para sustentar a la familia, buscó a la Fuerza Naval de Honduras ( FNH) para que hablaran con sus pares nicas y así le devolvieran el equipo, pero le dijeron que si se lo quitaron en Nicaragua no podían hacer nada.
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Recursos
Son al menos 8,000 pescadores artesanales que operan en el Golfo de Fonseca, según datos proporcionados por la Dirección General de Pesca y Acuicultura ( Digepesca).La mayoría de los pescadores son personas pobres, que viven en casas forradas con láminas viejas y plástico, algunos son trabajadores de los dueños de las lanchas.
Para ganarse 200 lempiras salen a las 2:00 de la mañana a faenar, cuando les va bien ganan 700 lempiras, que se distribuyen en 200 de combustible, 100 para el ayudante, 200 para el dueño de la lancha y 200 para el pescador.
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Por eso muchas veces se atreven a cruzar los límites, porque al lado de Honduras hay menos pescado, mientras que El Salvador y Nicaragua han protegido más sus recursos marinos y hay más posibilidades de pesca.
La mayoría de los trabajadores afirmaron que necesitan apoyo, capacitación de las autoridades y políticas para preservar los recursos del Golfo de Fonseca.