TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Una embarcación se movía a alta velocidad por el amplio espejo del océano Atlántico, parecía imposible alcanzarla, pero los radares de las Fuerzas Armadas (FF AA) mostraban su ruta y se activó la operación para interceptarla.
Una aeronave de la Fuerza Aérea Hondureña (FAH) se elevó para darle seguimiento y en el agua los equipos antidrogas de la Fuerza Naval de Honduras (FNH) también comenzaron la persecución con sus lanchas rápidas.
Este tipo de misiones es un reto para los equipos antidrogas de Honduras, que también lo integra la Agencia Técnica de Investigación Criminal (ATIC) del Ministerio Público (MP) debido a que la logística del narcotráfico es poderosa.
Los equipos lograron la detección, ubicación y el aseguramiento de una lancha “go fast”, o lancha rápida, al noreste del departamento de Gracias a Dios, en el área próxima a Cayo Gorda.
Esta operación se registró a inicios del año 2021, logrando la captura de cinco individuos -cuatro venezolanos y un colombiano-, quienes transportaban 26 bultos de Clorhidrato de Cocaína (CHC).
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Un informe del Centro Internacional de Investigación y Análisis contra Narcotráfico Marítimo de Colombia sobre las “go fast”, con datos de 2021, establece que esta modalidad se ha vuelto uno de los instrumentos perfectos para las Organizaciones Criminales Transnacionales (OCT) que pasan por Honduras.
No son simples embarcaciones, en el decomiso que se hizo en las aguas de Honduras se pudo establecer, de acuerdo con el estudio de la armada colombiana, que estas lanchas navegan bien equipadas.
Las “go fast” cuentan con radiocomunicación, dispositivos GPS y de telefonía satelital Inmarsat Isatphone 2 de cuarta generación, hasta usan equipos de radiofrecuencias a lo largo de la costa (UHF-VHF) como las FF AA.
A esto se le suma un sistema de vigilancia costero que indica los movimientos de las autoridades.
El análisis establece que, en ocasiones, las modificaciones en las estructuras de las lanchas “go fast” pueden llegar a confundir al personal que participa en funciones de guardia costera, o en su caso, a las autoridades civiles que coadyuven en la interdicción marítima.
Esto porque parecen ser semisumergible tipo LPV, por las vagas similitudes que podrían llegar a tener, y las pintan de azul, esto para que se confundan con el color del océano.
Personal de la Dirección Nacional de la Marina Mercante (DNMM) y de la FNH confirmaron a EL HERALDO Plus que la embarcación más apetecida por las organizaciones del narcotráfico en el mar es la “go fast”.
Normalmente estas lanchas no están registradas en ningún país donde operan, pero sí cuentan con una gran potencia propulsora para moverse desde Suramérica hasta Centroamérica y México.
Las cifras que muestra el informe establecen que se puede evidenciar la tendencia en el uso de estas embarcaciones con la droga decomisada.
Por ejemplo, en el 2020 apenas se incautaron 211 kilogramos de cocaína en este tipo de embarcaciones, pero solo entre enero y marzo de 2021 se llegó a 2,594 kilogramos.
Las autoridades hondureñas consultadas por EL HERALDO Plus no descartan que esta cifra haya aumentado en los últimos años, pues estas embarcaciones tienen toda la capacidad para burlar los controles.
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Rutas
Una característica relevante sobre el evento estudiado por la armada de Colombia es la nacionalidad predominante de tripulantes capturados por las fuerzas hondureñas, que son venezolanos y colombianos.
Por lo tanto, se puede inferir que la lancha “go fast” interdictada salió a inmediaciones de Castilletes, área fronteriza en el alta Guajira entre Colombia y Venezuela.
Luego navegó por lo menos 600 millas náuticas hacia inmediaciones de Cayo Gorda, en Honduras, y considerando que este tipo de artefacto podría navegar a una velocidad promedio de 35 nudos, su pierna de navegación entre el país de lanzamiento y recepción tomó unas 17 horas aproximadamente.
Esto quiere decir que Honduras está a un paso de los países productores de cocaína, ya que con este tipo de logística el viaje es rápido y con pocos riesgos de ser interceptados.
Los análisis de las autoridades presumen que el destino del narcótico de esa lancha en primera instancia sería las Islas de la Bahía, en Honduras y posteriormente México.
Sin embargo, no se descarta que solo fuera reabastecida en el área del Cayo Gorda, donde habitualmente realizan esta actividad, ya que por medio de buques pesqueros les dan apoyo logístico para reabastecerse y seguir la ruta a México.
Durante esta pierna de navegación, las organizaciones criminales se valen de las flotas pesqueras que se encuentran en alta mar y a inmediaciones de Honduras.
Su misión es operar como “vigías” o “halcones marítimos”, delatando la ubicación de autoridades navales desplegadas.
Sumado a esto, la alta velocidad de las embarcaciones contrabandistas dificultan considerablemente su interdicción y decomiso de los cargamentos de droga.
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Cuando los estupefacientes llegan por mar a Honduras, se almacenan en depósitos ilegales en “zonas grises”, donde no existe presencia de autoridades navales como Gracias a Dios, Colón, Atlántida y Cortés.
Posteriormente, se movilizan por medio de embarcaciones pesqueras con compartimientos falsos o doble fondos para esconder el tráfico ilícito, o en las mismas lanchas “go fast” en cantidades pequeñas.
Estas van desde los 25 a 200 kilogramos de cocaína y salen de las barras del Irlaya o Barra Patuca hacia los países de Guatemala, Belice o México.
Las autoridades de Honduras explicaron a EL HERALDO Plus que se necesita mucha logística para detectar este tipo de transporte marítimo ilegal.
Debido a la gran velocidad que alcanzan, primero se debe tener una fuente humana que dé la información, luego se detecta por medio de un avión, radar o plataforma aérea, para determinar bien la ubicación y la ruta que lleva.
La aeronave manda la información a las unidades guardacostas del país por donde está pasando la embarcación y se desarrolla la operación, siguiendo todo por los radares.
Una vez que se tiene detectada la “go fast”, por medio de las embarcaciones interceptoras se hace la operación de seguimiento para interceptarla, pero muchas veces se escapan por la potencia de sus motores.
El negocio de la droga es muy rentable para las organizaciones criminales, ya que el mismo estudio establece que un kilogramo de cocaína en Honduras tiene el precio de 10,500 a 12,500 dólares, es decir, entre 250,000 y 300,000 lempiras.