TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Para el combate contra las drogas el Estado ha dado todo a las Fuerzas Armadas, sin embargo, los resultados todavía no justifican el enorme gasto, sobre todo en tecnología.
En 2014 el gobierno del presidente Juan Orlando Hernández se opuso al radar que manejaba Estados Unidos en La Mosquitia y determinó dotar a los militares de sus propios aparatos a un costo de 25 millones de dólares que salieron de la Tasa de Seguridad.
Las miembros de las Fuerzas Armadas prometieron que con tal tecnología nada se movería en el espacio aéreo hondureño sin ser detectado y que sería el fin de las narcoavionetas. Sin embargo, las aeronaves cargadas con droga siguen llegando al país y las autoridades se dan cuenta hasta que la droga se ha descargado, como ocurrió con una que cayó entre el 26 y 27 de enero de este año en San Esteban, Olancho.
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Igualmente, en 2014 el Consejo Nacional de Defensa y Seguridad ordenó a la Tasa de Seguridad transferirle a la Secretaría de Defensa 4,010,180 lempiras mensuales para la Operación Mosquitia, según documentos oficiales.
El fin de la acción era “reforzar los escudos navales, aéreo y terrestre mediante la realización de operaciones aéreas, establecimiento de destacamentos terrestres e inhabilitación de áreas de aterrizaje clandestinas específicamente en el departamento de Gracias a Dios para neutralizar bandas de narcotraficantes, evitar que las áreas clandestinas de aterrizaje sean utilizadas para el trasiego de drogas, dinero y armas”.
A pesar de tanta inversión, las narcopistas siguen apareciendo y la droga continúa llegando.
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