TEGUCIGALPA, HONDURAS.- A las 7:45 PM del 14 de febrero de 2022, en la colonia Palmeras de San Ignacio, dos camiones con unos 60 militares fuertemente armados pretenden llegar hasta la residencia del expresidente Juan Orlando Hernández.
En el intento, los soldados se encuentran con uno de los seis retenes de la Policía Nacional (PN) que rodean la vivienda y son advertidos que no forman parte del operativo de captura.
Además, son informados que en la zona hay unos 350 policías -en un momento llegaron a ser más de 600- preservando la operación; los militares informan a sus altos mandos, quienes les ordenan retirarse y no continuar con el ingreso.
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Mientras, adentro de la colonia, en una mansión contiguo a la casa del exmandatario, altos mandos militares pernoctan en compañía de Hernández, a pesar que dejó el poder un mes atrás.
Los uniformados alquilaron la propiedad para instalar un Estado Mayor Conjunto Presidencial, que funcionó en silencio durante un largo tiempo.
Enfrente de esa propiedad hay otro espacio inmenso que es utilizado para el descanso de las tropas militares.
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El inmueble tiene la particularidad que conecta la calle donde vive Hernández con la avenida de atrás y es sinónimo de una ruta de salida alterna.
En ese espacio, los soldados esperan la orden para retirarse sin intervenir, llevarse sus colchones y algunos catres.
El día de la captura, a eso del mediodía solo había un par de subtenientes, tres sargentos y dos cabos.
EL HERALDO Plus a través de testimonios confidenciales, imágenes y videos revela interioridades que se suscitaron la noche y mañana previo a la captura del expresidente Hernández, donde incluso tuvo la oportunidad de salir y abrirse camino sin poder ser detenido.
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Conectados
En una mansión contiguo a la casa del expresidente Juan Orlando Hernández, las Fuerzas Armadas de Honduras (FFAA) instalaron el Estado Mayor Conjunto Presidencial.
La propiedad alquilada por los militares incluso tenía una conexión con la vivienda del exmandatario nacionalista.
En la mansión, decenas de efectivos de todos los grados militares estuvieron conectados por meses con el mandatario en una completa intimidad.Incluso, después de dejar su cargo como presidente, los militares seguían ocupando el espacio para planificaciones.
La propiedad pudo servir de escape para el expresidente Hernández, pues enfrente de ella había una zona destinada para el descanso de las tropas.
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El inmueble de techo azul estaba destinado para las escalas menores que brindaban seguridad a altos grados.
El espacio tenía la particularidad que conectaba a una calle trasera de la colonia Palmeras de San Ignacio, que de haber sido utilizada burlaría los primeros retenes de la Policía.
El 14 de febrero de 2022, la mansión estaba atestada con al menos 70 efectivos con relevos permanentes que fueron sorprendidos por el operativo de captura realizado por la Policía.
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Esa noche todos pernoctaron a la par de la casa del extraditable, pero antes de las 9:00 AM del siguiente día ya solo cinco personas estaban en la mansión, los demás abandonaron el lujoso inmueble.
Incluso las tropas militares ubicadas en una propiedad de enfrente movilizaron sus catres y literas en camiones.
EL HERALDO Plus pudo evidenciar mediante fotografías y tomas aéreas el momento en el que los militares sacaban sus colchones para montarlos en el camión y salir del lugar.
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Noche de apuestas
Sin una orden de captura en mano y sin permiso para poder realizar un allanamiento de vivienda, así comenzó la operación para arrestar al expresidente Juan Orlando Hernández.
Desde la incorporación de tecnología de punta y la invasión de 650 elementos de la Policía Nacional (PN), el operativo concluyó con una entrega voluntaria.Las primeras acciones estuvieron destinadas a evitar un posible escape, por lo que se ubicó un helicóptero de la Policía Nacional en el helipuerto cercano a la vivienda del exgobernante.
Nunca se pretendió trasladar al exmandatario por esa ruta, pero sí evitar que algún helicóptero pudiera aterrizar.
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El trabajo estuvo a cargo del Comando de Operaciones Especiales (COE) y Grupo de Operaciones Especiales Tácticas (GOET), entrenados en colaboración con la Sección de Asuntos Internacionales contra el Narcotráfico y Aplicación de la Ley (INL).
Los uniformados ingresaron a la colonia Palmeras de San Ignacio por diferentes entradas, dejando la tranca principal para un reducido grupo que no levantó sospechas.
En cuestión de minutos, el operativo estaba montado y solo en la colonia habían seis estaciones de control para evitar cualquier salida de la casa del exgobernante.
El único punto débil era una propiedad frente al Estado Mayor Presidencial contiguo a la casa de Hernández, que tenía la particularidad de conectar la morada del exmandatario con otra calle de atrás.
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La primera alarma la levantó la presencia de dos camiones militares que llegaron hasta la colonia Palmeras de San Ignacio con la intención de llegar a la casa de Hernández o a la propiedad que está frente a la vivienda.
En el intento, los soldados se encontraron con uno de los seis retenes de la Policía Nacional (PN) que rodeaban la vivienda, por lo que son advertidos que no forman parte del operativo. Además, tras ser informados que en la zona hay unos 350 policías preservando la operación, los militares notificaron a sus altos mandos, quienes les ordenaron retirarse.
A partir de ahí, la Policía tomó el control y con astucia manipuló la incertidumbre del expresidente hasta orillarlo a una entrega voluntaria en el que se le respetaría sus derechos.
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EL HERALDO Plus conoció que el exgobernante intentó en primeras horas confirmar si tenía una orden de captura, pero las personas cercanas que pudieron brindarle información no le confirmaron y tampoco le negaron tal posibilidad.
En algunos momentos de la operación creció la especulación de que el expresidente intentara salir de la vivienda con la excusa que no había una orden de captura en su contra y marcharse. La Policía evitó la posibilidad con la presencia de gusanos tácticos alineados a la par de las paredes de la casa.
Los abogados de Hernández denunciaron que nadie podía entrar a la casa entre las 6:00 PM y 6:00 AM para realizar un allanamiento. Pero la intención no era entrar a la vivienda, solo fingir e incluso manipular los artefactos -equipo flashbangs o granada aturdidora- para mantener la tensión y mermar cualquier intención de salida por parte del extraditable.
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La estrategia funcionó a cabalidad hasta que la orden de captura llegó, luego de fuertes presiones de Estados Unidos y la negatividad de una parte de las autoridades en realizar el proceso.
Durante el proceso de aprehensión, las máximas autoridades policiales solicitaron a sus elementos ser relevados por cinco horas para tomar un descanso y desayuno, pero ninguno accedió a abandonar su puesto de trabajo, por lo que la cantidad de efectivos se duplicó.
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Anillos de seguridad
La operación de captura del expresidente Juan Orlando Hernández estuvo planificada hasta el más mínimo detalle.
El personal de inteligencia concluyó que el operativo gozaba de empatía popular y que la población no acudiría a la zona para tratar de intervenir.
Seis anillos de seguridad formaron parte del proceso, todos con igual importancia.
El primero a cargo de los gusanos tácticos del Grupo de Operaciones Especiales (GOE), que estaban parados a la par de las paredes frontales de la casa del expresidente.Estos uniformados fueron ubicados alrededor de las 3:00 AM luego que surgieran intenciones de fuga o escape.
A esa hora, el movimiento en la casa de Hernández incrementó, por lo que se le comunicó que cualquier acción tendría una reacción.
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Su misión consistió en mantener al exgobernante y sus abogados a la expectativa de un posible ingreso a la vivienda, incluso manipularon algunos de sus artefactos de granadas aturdidoras para imponer presión al interior. En realidad no tenían orden de allanamiento y tampoco de captura, por lo que solo fueron señuelos que amedrentaron al personal del exmandatario.
El segundo anillo de seguridad estuvo ubicado frente a la casa del expresidente con un bloqueo de las calles secundarias.
El tercer anillo fue el secuestro del helipuerto al que se podía llegar por medio de una urbanización cercana. Resguardar esa zona generó mucha tensión debido a intenciones de otros helicópteros de llegar a la zona.
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La Policía Nacional montó un cuarto anillo de seguridad a inmediaciones de una reconocida plaza bancaria y un quinto anillo en la misma calle en dirección a un reconocido restaurante de comida china.
Por último, el sexto anillo de seguridad se ubicó en las salidas de la capital: en la posta de El Durazno hacia el norte, en El Tizatillo en la salida al sur y la última en la salida a Oriente, después de Villa Vieja.
Este resguardo fue con la finalidad de paralizar el ingreso de personas que buscaran desde el interior del país intervenir en el proceso de captura.
La planificación resultó un éxito rotundo en el que no se tuvo que utilizar las armas.
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