Pandilleros salvadoreños se acomodan en Honduras
La Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus visitó los municipios fronterizos entre Honduras y El Salvador en el departamento de Valle para evidenciar la presencia de pandilleros salvadoreños
La cámara de EL HERALDO Plus captó a un sujeto -repleto de tatuajes - a quien señalan los habitantes de Caridad, Valle, de ser un pandillero salvadoreño.
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VALLE, HONDURAS.- Un payaso, dados, máscaras, el rostro de una mujer y un inmenso parche negro son algunos de los tatuajes que lleva marcados en su brazo izquierdo “El Dog”, un pandillero salvadoreño que ahora vive a sus anchas en el municipio de Caridad, departamento de Valle, en el sur de Honduras.
En el otro brazo, el pandillero -que promedia una edad de 40 a 45 años- tiene tatuada una calavera bastante grande, algunos símbolos tribales, más dados y otra gran cantidad de diseños que con el tiempo han ido perdiendo su color negro y han pasado a un tono gris.
En el pecho del guanaco sobresalen más tatuajes, con figuras y símbolos difíciles de describir por que no están del todo visibles al ser tapados por la camiseta color blanca sin mangas que trae puesto el sujeto.
Ambas manos del “homeboy” también tienen tatuajes que llegan hasta sus dedos, algunos se notan borrados con parches de tinta negra supuestamente por ser alusivos a la pandilla a la cual pertenece.
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“El Dog” vende drogas, según la versión de los pobladores, tiene una máquina para hacer tatuajes y una buena cantidad de jóvenes se han enganchado en amistad con él al punto de permitir que les realice algunos diseños.
Tiene esposa e hijos, llegó al pueblo huyendo por la cacería en contra de los pandilleros en El Salvador; ya una vez llegaron por él las autoridades hondureñas, pero por algún motivo no lo deportaron y ahora se mueve con libertad entre los hondureños.
La Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus recorrió cuatro municipios del departamento de Valle, fronterizos entre Honduras y El Salvador, para evidenciar el ingreso de pandilleros guanacos que huyen despavoridos por la cacería montada desde hace unas semanas por el presidente salvadoreño Nayib Bukele.
Peligrosos visitantes
Los pandilleros salvadoreños entran a Honduras por puntos ciegos que resultan sencillos de cruzar porque las Fuerzas Armadas de Honduras (FF AA) no tienen presencia allí.
La Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus comenzó su recorrido en el municipio de Alianza, Valle, donde el ingreso de pandilleros quedó marcado en la pupila de sus habitantes, que fueron testigos silenciosos por algún tiempo de sus pasos.
El pueblo es muy colorido, con un parque muy aseado, pobladores muy amables que de inmediato se pusieron a las órdenes del equipo de periodistas para mostrarles las bondades de la zona, incluso uno de ellos, Adalid Hernández, sirvió de guía en los puntos ciegos.
En el municipio el tema de los pandilleros aún está caliente, rumores y hechos comprobados son la comidilla, todos coinciden en que los antisociales llegaron, pero solo de pasada.
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“Se captaban en la noche, ahorita que está hondo el río da un poquito más de miedo, pero cuando estaba seco se miraban cruzarse, por aquí pasaron por un lugar que se llama “El llano de Jesús”, que es una zona a la que no llega la Policía, el presidente de El Salvador tiene militares de su lado, aquí en el pueblo hemos visto a los pandilleros de pasada, no se quedan, unos días hubo hasta tres patrullas, pero ya no, en el pueblo uno se conoce y se miraban extraños”, relató un joven que solicitó no ser identificado “porque uno nunca sabe y peligroso, no ponga mi nombre”.
El municipio de Alianza está en la zona baja del departamento de Valle, colinda con el departamento de La Unión, de El Salvador, y están separados solo por el río Goascorán.
Durante el recorrido, la Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus conversó con un grupo de policías que realizaban su monitoreo de rutina por el parque y explicaron que las cosas ahora están más tranquilas, pero no descartan que pandilleros estén escondidos en El Salvador esperando entrar a Honduras por la zona.
La investigación continuó en el municipio de Goascorán, Valle, otra zona fronteriza con El Salvador, separada solo por el río que posee el mismo nombre y que está bastante seco.
En esa zona se detectó a una gran cantidad de militares destinados a patrullar la frontera, pero ese día movilizaban canastas familiares y brindaban seguridad para celebrar el Día de la Madre en un acto patrocinado por la alcaldía.
“Realizamos patrullajes, los pandilleros buscan puntos ciegos, horas de la noche, sí hemos intervenido en denuncias por sujetos que han intentado entrar a la fuerza a las viviendas y hemos realizado capturas”, dijo un militar que posteriormente se contactó con su superior para pedir permiso de acompañar a la Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus a los puntos ciegos.
El superior le dijo que debía elevar la solicitud, al final no pudieron colaborar.
Goascorán es uno de los municipios donde las autoridades hondureñas tienen registro de capturas de pandilleros, el último fue retenido el mes pasado en la aldea Maruhuaca.
Al igual que en la zona de Alianza, en Goascorán, está latente el tema de los pandilleros salvadoreños, las denuncias apuntan a que han hecho de las suyas en los pueblos más alejados sin presencia policial.
La Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus se trasladó también al municipio de Aramecina, Valle, en la búsqueda de acciones o presencia de pandilleros que huyeron de El Salvador.
“Sí, sin duda, es que aquí uno se conoce y rápido se sabe quién no es del pueblo, entraron, bueno, le cuento que se declaró que las personas no podían andar por la noche y todo mundo cumplió porque había temor a que se metieran, todavía está activo el toque de queda”, explicó un poblador.
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Al igual que en Alianza, una persona acompañó a la Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus a ver los puntos ciegos, el problema se repitió: El Salvador sí tenía personal cuidando, pero en Honduras no había nadie.
Pandillero a la vista
El último municipio a visitar fue Caridad, Valle, un pueblo muy bonito desde la entrada, donde se pasa por una rampa para cruzar el río Goascorán, que tiene en esa zona un caudal bastante alto, excelente para que las personas naden. En el recorrido, diversas personas entrevistadas hacían alusión a un pandillero salvadoreño, alias “El Dog”, pero no brindaban detalles por temor, hasta que uno de tantos comentó: “Allá donde está ese cipote de anaranjado se lleva, vende drogas y tatúa a los muchachos, si tienen suerte lo van a encontrar”.
Inmediatamente se ubicó al joven de anaranjado, para sorpresa el pandillero salvadoreño estaba sentado justo frente a él, vestía camiseta blanca sin mangas -tenía otra camisa en el hombro-, calzoneta moteada tipo militar y sandalias azules.
Estaba sentado en la plancha de cemento del corredor de una casa, con los brazos reposados en las piernas.
En las manos tenía un celular, pero al percatarse del vehículo lo dejó por un momento para echar un vistazo.
El sujeto -de una edad de entre 40 a 45 años- está totalmente tatuado, resaltando las figuras de payasos, dados, calaveras y mujeres, que son parte de los diseños utilizados en las pandillas.
No se miraba preocupado o alerta, aunque las personas entrevistadas explicaron que no se movía muy lejos de la casa.
La Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus trató de volverlo a captar, pero fue imposible, el sujeto nunca volvió a aparecer.