Las expectativas son altas: Adam McKay asegura que se dará por satisfecho si La gran apuesta provoca un debate sobre los abusos bancarios y se exigen responsabilidades políticas.
Y para lograrlo, el director ha recurrido a todas las armas del cine: un casting invencible -de Ryan Gosling a Christian Bale pasando por Steve Carell y Brad Pitt-, un guión basado en un libro de no ficción que se convirtió en bestseller explicando la crisis -The big Short, escrito por Michael Lewis-; ritmo de videoclip y estrellas invitadas como Selena Gómez o Margot Robbi para explicar la terminología bancaria.
Y una advertencia final: los bancos lo están haciendo otra vez. 'Por desgracia, muchos americanos todavía no saben qué pasó en 2008, nadie se lo ha explicado. Y hay mucha gente que se siente culpable. Yo tengo un familiar muy cercano que perdió su casa y estaba avergonzado. Y eso no es casual, hay toda una cultura de presión política y mediática para que la gente se sienta mal cuando es pobre. Nos encantaría que la película les hiciese pensar: 'Puedo desafiarles, puedo hacer preguntas..', dice McKay, conocido hasta ahora por comedias como Anchorman y Talladega Nights.
El director estaba obsesionado con el tema y Brad Pitt sentía que se debía una película -'Es una historia que necesitaba ser contada porque ningún responsable ha pagado por ello, ni siquiera han cambiado sus prácticas', dijo el día del estreno en EEUU-, así que los astros se conjugaron y el primero se puso a la dirección mientras el segundo producía -a través de su compañía, Plan B Entertainment- y asumía un papel pequeño.
'No hay ninguna duda de que todo sigue igual. En EEUU los bancos y las agencias de rating son hoy aun más grandes que en 2008 y no hay nada que regule el sistema. Toda esa corrupción bancaria paga a nuestros congresistas así que no va a haber grandes cambios. La gente tiene motivos para estar preocupada', añade McKay. La gran apuesta cuenta la historia, real, de un grupo de profesionales que vieron antes que nadie que la economía de EEUU se sustentaba en un mercado inmobiliario fraudulento. Y apostaron contra los bancos. Y ganaron millones de dólares.
En la ficción Steve Carell es Steve Eisman, uno de esos hombres que lo vio venir desde un despacho de Wall Street. 'Antes de la película no sabía mucho del tema, lo normal: que hubo un colapso, que afectó a mucha gente que se quedó en bancarrota... Pero no sabía qué había pasado en la industria bancaria, cómo actuaba y cómo sigue haciéndolo.
Es indignante', cuenta el actor. El propio Eisman quedó en varias ocasiones con Carell en el Upper East Side de Manhattan para explicarle las claves. 'Al final tienes la sensación de que, desde 2008, han cambiado muy pocas y puede volver a ocurrir lo mismo. Estuvimos al borde de un completo desastre financiero a nivel mundial y seguimos muy, muy, cerca del precipicio', termina.