CALIFORNIA, ESTADOS UNIDOS.- La actriz Amber Heard anunció este lunes que llegó a un acuerdo con su exesposo en el caso de difamación por lo que logró la reducción de las indemnización que se le ordenó pagarle a su exmarido en el juicio celebrado en junio.
Y es que a la protagonista de Aquaman se le ordenó pagar 10 millones de dólares a su exmarido por el artículo que escribió en el Washington Post en el que se describió a si misma como víctima de violencia doméstica.
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Por su parte, el actor deberá pagarle dos millones de dólares por las declaraciones injuriosas que habría pronunciado sobre el supuesto maltrato psicológico al que la sometió durante su corto matrimonio.
Fue a través de Instagram que la actriz de Hollywood que anunció que los abogados han negociado sobre el pago en el conflicto y ella solo deberá pagarle un millón de dólares al protagonista de “Piratas del Caribe” y para ello recurrirá a su póliza de seguro.
“Después de un gran acuerdo de deliberación he tomado una difícil decisión para llegar a un acuerdo en el caso de difamación en mi contra por mi exmarido en Virginia”, comenzó diciendo Heard.
“Cabe mencionar que nunca decidí por esto. Sigo sosteniendo mi verdad y al hacerlo mi vida tal como la conocía fue destruida. La denigración que he sufrido en redes sociales es una amplificación de cómo las mujeres son revictimizadas”, afirmó.
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Heard aseguró que con el acuerdo: “finalmente tengo la oportunidad de emanciparme de algo que intenté dejar hace más de seis años y en términos que puedo aceptar. Esto no es un acto de concesión. No hay restricciones ni mordazas con respecto a que mi voz avance”.
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Asimismo, aseguró que tomó la decisión tras perder su fe en el sistema legal de Estados Unidos, y es que hace unos días intentó que se repitiera el juicio contra su exmarido por inconsistencias.
“Tomé esta decisión habiendo perdido toda mi fe en el sistema legal de Estados Unidos donde mi desprotegido testimonio sirvió de entretenimiento”, comentó, pero al mismo tiempo aseguró que cuando se paró frente a un juez en Reino Unido fue vindicada por un sistema robusto, imparcial y justo, donde fui protegida de brindar los peores momentos de mi testimonio enfrente de los medios a nivel mundial y donde la corte determinó que era objeto de violencia doméstica y sexual.
En cambio, “en Estados Unidos agoté todos mis recursos antes y durante un juicio en el que fui sometida a una sala en la que se excluyeron abundantes pruebas directas que corroboraban mi testimonio y en el que la popularidad y el poder importaron más que la razón y el debido proceso”.
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“Mientras tanto, estuve expuesta a un tipo de humillación que simplemente no puedo volver a vivir. Incluso si mi apelación en los EE. UU. tiene éxito, el mejor resultado sería un nuevo juicio en el que un nuevo jurado tendría que considerar la evidencia nuevamente. Simplemente no puedo pasar por eso por tercera vez”, afirmó.
Finalmente aseguró que “el tiempo es precioso y quiero pasarlo de forma productiva y con un propósito. Por muchos años he estado en arduo y costoso proceso legal que ha demostrado ser incapaz de protegerme y a mi libertad de expresión. No me puedo arriesgar a pagar algo imposible -uno que no es solo financiero, también psicológico, físico y emocional-. Las mujeres no deberían que tener que enfrentar abuso o bancarrota por hablar con la verdad, pero desafortunadamente esto no es así.
Al llegar a un acuerdo en este caso también estoy eligiendo la libertad de dedicar tiempo a mi trabajo que me ayudó a sanarse durante mi divorcio. Trabajo que existe en ámbitos en los que me siento vista, oída y creída, y en los que sé que puedo efectuar cambios.
No seré amenazada, desalentada o disuadida por lo que sucedió de decir la verdad. Nadie puede ni nadie me quitará eso. Mi voz sigue siendo para siempre el activo más valioso que tengo”.
