LONDRES, INGLATERRA.- Las últimas horas de Isabel II, fallecida a los 96 años, comenzaron con un breve pero inquietante comunicado y un viaje de sus hijos y nietos a su lecho de muerte en Escocia, al que aparentemente algunos no llegaron a tiempo.
A las 12:32 del mediodía (hora de Londres) del jueves 8 de septiembre, un inusual parte médico difundido por el Palacio de Buckingham anunciaba que la reina estaba bajo “supervisión médica” pero que permanecía “cómoda” en su residencia de verano en Escocia, el castillo de Balmoral.
El anuncio provocó conmoción en el Parlamento, donde los diputados se habían reunido para escuchar a la nueva primera ministra, Liz Truss, presentar sus multimillonarias medidas contra la crisis energética que sacude al país.
A los pocos minutos, la oficina del heredero, el príncipe Carlos, anunció que este y su esposa Camila, que ya estaban alojados en otra casa del gran dominio real de Balmoral, habían llegado al castillo.
La hija de la reina, Ana, también llegó a tiempo dado que se encontraba en Escocia. Ambos habrían estado junto a su madre cuando esta falleció por la tarde.
Otros miembros de la familia, sin embargo, tuvieron que emprender una larga carrera desde Londres, 800 kilómetros más al sur, que habría resultado infructífera.
Su nieto el príncipe William, los otros dos hijos de la reina, Andrés y Eduardo, y la esposa de este, Sofía, que era especialmente cercana a la monarca, aterrizaron en una gélida y gris Aberdeen a bordo de un avión especial de las Fuerzas Aéreas.
William se puso entonces al volante de un coche para recorrer los 80 km entre esa ciudad del norte de Escocia y Balmoral.
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Pero cuando él y sus familiares cruzaron la puerta de Balmoral, poco después de las 5:00, ya era demasiado tarde. Una media hora antes, la primera ministra había sido informada de que la reina había fallecido.
El príncipe Harry, hijo menor de Carlos, seguía en camino desde Londres.
Los anuncios iniciales del portavoz de la pareja afirmaron que viajaría a Balmoral junto a su esposa Meghan. Pese a que viven en California desde que dejaron la monarquía en 2020, se encontraban en la capital británica esta semana para asistir a actos benéficos.
Al final, Harry hizo el viaje solo y todavía estaba en el aire cuando a las 6:30 de la tarde llegó al mundo el anuncio oficial de la muerte de la reina.
El corresponsal real de la BBC, Nicholas Witchell, especuló en directo con la posibilidad de que Meghan -que ha hecho duras críticas a la familia real- no hiciera finalmente el viaje por miedo a “no ser recibida con mucho cariño”.
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El comunicado del palacio aseguró que la reina había muerto “en paz”, pero en línea con la tradición no dio detalles.
La reina, que llevaba meses reduciendo su agenda entre crecientes problemas de salud, había mantenido poco actividad en los últimos meses, pero el martes recibió al primer ministro saliente, Boris Johnson, y después a su sucesora, a la que encargó formar gobierno como nueva líder de la mayoría conservadora.
Según fuentes citadas por el diario Daily Mail, su salud dio un giro repentino en la noche del miércoles.